El esmalte para uñas no es un concepto nuevo. Se cree que desde el año 3000 a.c. empezó a usarse. Y no es para menos, Podemos combinarlo con la ropa, zapatos, carteras, etc. A mí me encantan! Hay colores muy llamativos, otros opacos, en fin, una inmensa variedad.

Pero lo que más me gusta de un esmalte, es que si nos damos un golpe y se nos hace un moretón, podemos pintar la uña y ocultar por completo la parte afectada. Así, cualquiera que vea nuestra mano o pié, jamás notará que debajo hay una imperfección.

Ahora, cuántas veces hemos pintado nuestros “moretones” personales? En cuántas ocasiones hemos usado “esmalte” para cubrir una imperfección en nuestra vida, mostrando una “uña“ saludable cuando debajo sabemos que hay un moretón?

Ese golpe pudo ser causado por un amigo que creíste era real, quizás te han ofendido innumerables veces, o tal vez fuiste víctima de alguien que jugó contigo. Hay muchas causas, las cuales trajeron consigo un dolor inmenso, que en lugar de permitir a Dios trabajar para sanar esas heridas, decidiste pintar la imperfección y fingir que todo anda bien.

Esa no es la solución. Necesitas un manicure espiritual! Deja que Dios remueva todo lo que esté causándote dolor, todo lo que has querido reprimir cubriéndolo con una capa de esmalte. Deja que toda aspereza sea removida.

Recuerda: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28.

Escrito por Jisell Flete