¿Cuál es tu actitud cuando le fallas a Dios? Sin duda el temor inunda nuestro corazón por el error cometido y es inevitable pensar que todo el mundo nos vio y se enteró de nuestro mal proceder, y lo único que queremos es escondernos, tal como Adán y Eva lo hicieron después de su caída.

“En ese mismo instante se dieron cuenta de lo que habían hecho y de que estaban desnudos. Entonces tomaron unas hojas de higuera y las cosieron para cubrirse con ellas. Con el viento de la tarde, el hombre y su esposa oyeron que Dios iba y venía por el jardín, así que corrieron a esconderse de él entre los árboles.” Génesis 3:7-8 (TLA) 

Al parecer, nunca supieron que estaban desnudos hasta el día que cayeron en pecado, por lo que Adán le dijo a Dios:

“Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí “(Génesis 3:10).

Aparentemente tuvo vergüenza de estar desnudo físicamente, pero sumado a ello, se sentía indigno delante de Dios. Pues estaba consciente de su pecado.

Quizá hayas perdido la cuenta de la cantidad de veces que le fallaste a Dios, puede que por el tamaño de tus pecados te sientas indigno para presentarte delante del Padre, pero ya no te martirices por ellos, ni te escondas detrás de las hojas de un árbol, tal como lo hicieron Adan y Eva, porque esa no es la solución, no por ello los demás olvidarán lo que hiciste o Dios lo obviará; esto no funciona así.

Al contrario, sal del arbusto y permite que Dios renueve tu ser, porque esa es la buena noticia, que si con un corazón arrepentido vas delante del Padre, sin duda Su sangre limpiará todos tus pecados y te hará justo.

1 Juan 1:9 (RVR1960) Menciona: 
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”

¿Te das cuenta que no hay necesidad de permanecer escondido?

Por Ruth Mamani