“Anduvieron perdidos por el desierto, por la soledad sin camino, sin hallar ciudad en donde vivir. Hambrientos y sedientos, su alma desfallecía en ellos. Entonces clamaron a Jehová en su angustia, y los libró de sus aflicciones.” Salmos 107:4-6 (RVR 1960).
¿Cuantas veces nos hemos encontrado en situaciones que se asemejan a un desierto? Son momentos donde no podemos hallar salida, la sequedad de nuestra vida se acrecienta con el tiempo y la aflicción de nuestra alma no parece terminar.
Es muy interesante recordar que el pueblo de Israel estuvo literalmente en un desierto, donde la angustia los estaba consumiendo, pero algo sobresaliente que ellos hicieron fue clamar a Dios y Él los libró de sus aflicciones. El Señor puede hacer lo mismo en tu vida, puede librarte de la angustia que hay en tu corazón. Clama su ayuda, Él está dispuesto a socorrerte.
Por Neyda Cruz
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