Cuando escuchamos un NO por respuesta, sea cual sea la pregunta, a la mente nos llega una sola cosa: “Porqué?” Y es que nos hemos acostumbrado sólo a los “SI”, dos letras que nos sacan una sonrisa de oreja a oreja, nos impulsan a seguir adelante. Pero escuchar un NO es como si todo se viniera abajo. Es ahí cuando nos invade la pena y sólo preguntamos “Porqué?”

Dios es un Dios de amor, y por ese hecho, consciente o inconscientemente creemos que el solo puede decirnos que SI. Que grave error.

Cuando Dios dice NO, es por una sencilla razón: eso que le estamos pidiendo no es lo que el quiere para nosotros. El conoce nuestro futuro y sabe que más adelante está lo que realmente necesitamos. Aunque en el momento nos sintamos abatidos y perturbados, es preferible sufrir un poco ahora y no el resto de la vida.

Cómo evitar confundir el NO con el SI?

En muchas ocasiones nuestro ferviente deseo de escuchar un SI nos ciega y aunque Dios nos grite “NO!” escuchamos un SI. Para evitar la confusión, sigamos estos consejos.

1-Ora. Esta es la principal vía en la que podemos estar seguros de la respuesta de Dios. La oración lo puede todo.

2-Pide señales. Dile a Dios que te hable a través de sueños, ó que envíe a alguien con palabras precisas para ti. Las señales de Dios son contundentes, pruébalo y verás.

3-Ten paciencia. Dice un refrán muy popular, “la desesperación es parte del fracaso”. Y así es, no hay nada más peligroso que ser impaciente a la hora de recibir una respuesta de parte de Dios. Esperar no es fácil, pero tiene sus recompensas.

Dios nos ama y siempre nos dará lo mejor, lo que en verdad nos conviene. Aunque al principio lloremos, al final reiremos recordando el pasado.

Escrito por Jisell Flete