Dos artistas pintaron sus distintas concepciones acerca de la paz. Uno de ellos pintó una escena rural de tranquilidad en medio de la cual había una casa campestre. Al lado de la casa se extendían campos fértiles y una abundante cosecha. Los caminos serpenteaban entre los campos en diferentes direcciones hasta perderse en la lontananza. Una neblina fina se extendía por el valle. Se podía casi oír el susurro del trigo maduro moviéndose lento, empujado suavemente por la brisa. El sol daba calor a esta escena de paz y sosiego. Unas cuantas vacas pacían bajo la sobra de los árboles, y otras estaban echadas, rumiando.

El otro artista dio una representación completamente distinta de la paz. En su cuadro se veía una tempestad desencadenada. En la ladera de un monte los árboles se encorvaban bajo un viento furioso. El cielo era de un gris sombrío y triste que quedaba iluminado por el zigzag de los relámpagos. Un torrente se despeñaba por una catarata para seguir su curso destructivo por el valle. ¿Cómo podía considerar el artista esta escena turbulenta como una representación de la paz? Al abrigo de una enrome roca, a la mitad del precipicio, había posado en su nido a un pajarito ajeno del todo a la tempestad.  El pajarillo estaba en paz, sin temor y sin preocuparse de lo que lo rodeaba

Y para ti, ¿Qué es la paz?

Muchas veces pensamos que la paz es como la primera pintura, donde sólo hay calma y las cosas se ven maravillosas. Sin embargo, la vida no siempre luce así, por el contrario, para muchos, la mayor parte del tiempo se ve como el segundo cuadro.

Las tempestades pueden ser inevitables en nuestras vidas, pero, ¿Cómo reaccionas ente ellas? ¿Te escondes, lloras, protestas, te enojas o desanimas? ¿O eres de esas personas que mantiene la calma confiando en que Dios tiene el control y puede guardarlo?

Isaías 26:3 dice: “¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti;  a todos los que concentran en ti sus pensamientos!”

Mucha gente se dedica a hacer un seguimiento exhaustivo de las noticias y deja que las preocupaciones por todo lo que está aconteciendo en el mundo llenen su mente y su corazón. Y no es que esté mal ver las noticias, el problema está cuando le damos más campo a esas cosas que a las promesas de Dios.

Si lees la Biblia, si oras constantemente, Dios quita las preocupaciones  y las reemplaza con su paz. No es que desaparezcan las tormentas, sino que al tener la paz de Dios podemos enfrentarlas con la confianza de que saldremos victoriosos, que será sólo una tormenta más.

 CVCLAVOZ.