Decimos que no tenemos tiempo para buscar a Dios, pero sacamos tiempo para las cosas que consideramos más importantes.

Es cierto, todos tenemos ocupaciones y responsabilidades: nuestro esposo(a), los hijos, padres, estudios, el trabajo, el ministerio, etc. Todas razones muy validas, pero ninguna de ellas lo suficientemente grande, como para compararla con la invitación gratuita que Dios nos hace para estar con él

Nuestro peor día con Dios es muchísimo mejor que nuestro mejor día sin El. Aun piensas seguir apartado de El?

«… Cierto hombre preparó un gran banquete e invitó a muchas personas. A la hora del banquete mandó a su siervo a decirles a los invitados: «Vengan, porque ya todo está listo.» Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse». (Lc. 14:16-18)