“Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos.” Salmos 27:10 (NVI).
En algún momento de nuestras vidas hemos experimentado la soledad, la cual puede ser disfrutada, si es que ésta nos lleva tener momentos íntimos de oración y comunión con Dios. Pero también hay otros momentos en que la soledad no nos aporta emociones positivas, por el contrario, llegamos a sentirnos abandonados causando en nuestro corazón sufrimiento y dolor. ¿Te has sentido así alguna vez?
Dios ha prometido estar siempre contigo a pesar de que otros te abandonen y aún cuando parece que todo está mal. Él está dispuesto a recibirte en sus brazos para levantarte y vencer tu soledad, solo debes buscarlo y dedicar tiempo a su Palabra.
¡Ánimo, acude al Señor!
Robert Lora
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