Hay un plan maravilloso para tu vida. Cuando Dios te envió a este mundo, sabía que en ti estaba la respuesta a una necesidad presente.

El hecho de haber nacido en el lugar que lo hiciste, pertenecer a la familia que perteneces, tu entorno, las situaciones que tuviste que atravesar, no fueron por casualidad o por un accidente del destino, Dios tenía bajo su designio, cada aspecto de tu vida. Él no se equivoca. Escogió el tiempo y lugar de tu nacimiento (Hechos 17:26), todo esto responde al hecho de que en el sitio donde estas, hay alguien que necesita de los dones, talentos y habilidades que Dios te ha dado.

A veces también Dios te prepara y capacita en un entorno específico, pero tus habilidades y talentos, son para personas que pertenecen a otro entorno, a otra cultura o están en otro país, individuos que jamás conociste, pero que necesitan lo que Dios ha puesto dentro de ti.

Este fue el caso de Josué, él fue formado en la cultura hebrea, aprendió principios de liderazgo junto a su mentor Moisés mientras anduvieron  por el desierto durante 40 años, sin embargo sus habilidades fueron desplegadas en su totalidad cuando entro a Canaán, la tierra que por mandato de Dios, debía conquistar. En Josué 1:6 leemos «esfuérzate y se valiente; porque tu repartirás a este pueblo por heredad, la tierra de la cual jure a sus padres que la daría a ellos…»

En una situación como la que debía enfrentar Josué, uno esperaría una serie de directivas bastante detalladas y concretas para llevar a cabo esta gran conquista; recordemos que Israel no era un pueblo habituado a la guerra, además todavía no había libros que enseñaren sobre «el arte de conquistar la tierra prometida», es más, los grandes imperios de la antigüedad, como el asirio babilónico, el imperio persa, el imperio griego y por último el más grande de todos, el imperio romano, todavía no habían entrado en escena.  Que interesante es saber que cada uno de estos imperios a medida que iban apareciendo en la historia, cada uno de ellos era en alcance, magnitud y capacidad de conquista, superior a su predecesor;  posiblemente iban perfeccionando las estrategias del imperio anterior, analizaban los puntos fuertes y débiles, corregían los errores y de esta manera se convertían en guerreros  más poderosos e iban logrando una mayor efectividad. Josué no tenía acceso a ninguno de esos recursos  ni poseía algún tipo de información sobre el  asunto, a fin de llevar a cabo  con éxito la tarea asignada por Dios.
No obstante, cuando Dios encomienda este gran proyecto  a Josué,  menciona  dos principios importantes,  en los cuales están contenidos  todos elementos necesarios para poder llevar a cabo la conquista de Canaán, estos principios son Esfuerzo y Valentía.

Esfuerzo

Esta palabra está relacionada con la acción, Josué debía esforzarse por  entrar  y mantenerse en acción. Ellos conquistarían todo lo que «pisare la planta de sus pies», es decir que los alcances de su conquista estarían determinados por la cantidad de terreno que ellos fueren capaces de recorrer. El término «pisar» sugiere una marcha impetuosa, cargada de brío e intensidad. Si  se quedaban sentados, nada iba a ocurrir, por más que tuviesen las promesas y el respaldo de Dios.

Debes esforzarte por  poner  y mantener en continuo movimiento tus sueños y proyectos, cada día debes dar un paso más hacia tu objetivo, si  perseveras a pesar de las dificultades, sin duda alcanzaras el éxito.

Valentía

Esto tiene relación con la parte emocional de la persona. Valentía no es ausencia de temor, más bien es enfrentar cualquier desafío, a pesar del temor. Hay ocasiones en que la parte emocional juega en contra de  ti. Y lo primero que ocurre cuando esto sucede es quedar paralizados e inactivos. Inmediatamente dejamos de accionar o si lo hacemos, ejecutamos nuestra actividad de mala gana, transformándonos de esta manera  en personas improductivas. Es lamentable ver a grandes campeones, con gran potencial, bajar sus brazos  y rendirse una y otra vez como consecuencia de no poder sobreponerse  a sus emociones negativas. El enojo, la frustración, la depresión, el  miedo o temores, alcanzan una dimensión tan grande en la persona que todos sus sueños y proyectos, en comparación, quedan reducidos a nada.
Este desafío de poseer Canaán, era sin lugar a dudas un proyecto innovador, el pueblo de Israel como ya hemos mencionado, no  era un pueblo habituado a la batalla, mucho menos a realizar todo un plan de conquista para apoderarse de una nación. Dicen algunos expertos, que la iniciativa de Israel  de comenzar su plan de conquista introduciéndose por Jericó, apoderándose de esta ciudad estratégica, fue una decisión crucial para conquistar Canaán, esa decisión solo podía ser tomada por un «escuadrón de inteligencia» experimentado  que poseía  grandes conocimientos en el arte de la guerra.

En los tiempos que nos tocan vivir, con tantos cambios a nivel social, económico, informático, tecnológico etc., y con todos los desafíos que eso representa para el sector empresarial, comercial y también para la iglesia de Cristo, será necesario trazar constantemente nuevas estrategias, únicas, e innovadoras, que se ajusten a la necesidad de la gente, y así llevar hacia adelante y concretar el plan de Dios para este nuevo milenio. A Dios no se le acabaron las «buenas ideas» ni está en agonía su capacidad creativa, constantemente el declara en su palabra:»…hare cosas nuevas». (Isaías 43:19)
Presta  atención, permítele guiar tus pasos, Dios quiere hacer algo nuevo, diferente e innovador  a través de ti.

Versículo 5…»Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejare ni te desamparare. Es interesante mencionar que Moisés se encontró en una situación similar a la de Josué. Moisés debía dirigir al pueblo de Israel por el desierto, y en la marcha habían ocurrido algunos acontecimientos, como la construcción del becerro de oro, y a causa de la desobediencia, muchos israelitas murieron. Después de esa situación delicada, tal vez Moisés dudo de su capacidad de liderazgo, y entonces le dice a Dios lo siguiente «…Ahora pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. Y el (Dios) dijo: Mi presencia ira contigo, y te daré descanso.

Moisés quería conocer «el camino», tener mayor claridad y saber en detalle cual era la estrategia, el plan a seguir, a fin de desarrollar su liderazgo con eficacia. Dios responde: » Mi presencia ira contigo, y te daré descanso». Eso era todo lo que necesitaba Moisés para llevar a cabo su ministerio, eso era también lo que necesitaba Josué para realizar su proyecto innovador ; asimismo es lo que precisamos  nosotros para realizar nuestros sueños. Nuestra valentía y fuerza de acción están apoyados en la cercanía de la presencia de Dios, si eres hijo de Dios, el prometió estar contigo todos los días hasta el fin del mundo, él te dará el sustento que necesitas cada día para enfrentar tus imposibles, guiara tus pasos hacia la dirección correcta, y te dará la capacidad de vencer a cualquier adversario que quiera hacerte frente.

Más allá de los planes que tengamos y de las estrategias que pretendamos realizar, debemos asegurarnos que Dios este presente y sea la parte principal de nuestro proyecto.

A través del tiempo he visto emprendimientos, negocios y  ministerios derrumbarse por descuidar este principio. Comenzaron poniendo a Dios en el centro de todas sus cosas, pero luego en el proceso, en algún punto del trayecto a través de las distintas circunstancias que tuvieron que enfrentar, las decisiones que tuvieron que tomar.

Olvidaron que Dios era la razón principal de dicho proyecto , olvidaron que en El comienzan y terminan todas las cosas.

«Moisés respondió: si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí»… (Versículo 15) es como decir «Dios, si no me acompañas en todo el proceso, si no «estas en la cosa», yo de aquí no me muevo… Querido amigo, ¿Que dirás tú?.