Estamos tan acostumbrados a ver la luz que quizás nunca nos pusimos a pensar que la luz no puede reflejarse sola, ¿lo sabías?
Las partículas de polvo y la luz
Samuel Vila, cuenta una anécdota en su libro en la que relata que cuando era niño le gustaba entrar en una habitación oscura en la que sólo penetrara un rayo de luz por una rendija. Pensaba que podía agarrar la luz y extendía la mano tratando de apresar el rayo entre los dedos.
Cuando fue mayor se dio cuenta de que el rayo sólo era visible por las partículas de polvo que había en el aire. Si hubieran filtrado todo el polvo de la habitación, habría sido imposible ver el rayo.
Se necesita un objeto para que la luz se refleje
La luz es invisible, pero si se pone un objeto bajo el rayo de luz, al instante ésta se vuelve visible y es reflejada a todos los rincones de la habitación. La luz, para ser visible y efectiva, requiere que se la refleje.
De igual manera sucede con las Buenas Nuevas, que tienen abundante luz como para iluminar un mundo lleno de oscuridad, pero hay necesidad también de personas que reflejen debidamente esta luz que es Jesucristo.
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida
Juan 8:12 (RVR1960)
¿Listo para reflejar a Jesús?
Tú puedes ayudar a que la Luz del mundo se refleje en esta humanidad que cada vez se encuentra en mayor oscuridad.
Pues el Señor nos dio este mandato cuando dijo: “Yo te he hecho luz para los gentiles, a fin de llevar salvación a los rincones más lejanos de la tierra”
Hechos 13:47 (NTV)
La gente está necesitando las Buenas Nuevas y nosotros podemos ser quienes las irradiemos al mundo, ¿qué esperas para iluminar el mundo?
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