Pablo nos hace saber ahora algunos de los BENEFICIOS de la justificación (Romanos 5:1-11). La justificación es la dádiva gratuita de Dios (Romanos 5:18) y viene en un paquete que es recibido por el creyente en el momento de la salvación. En Romanos capítulo 5 Pablo quiere que abramos este paquete y que veamos algunos de los beneficios y de las bendiciones que hay adentro. Aquí van algunos ejemplos. . .

Romanos 5:1 – Tenemos paz para con Dios

Romanos 5:2 – Tenemos entrada y una posición en la gracia (acceso a Él como un derecho!)

Romanos 5:11 – Hemos recibido la reconciliación

Pablo presentó el evangelio (Romanos 1-4) en base a la NECESIDAD y no en base a los BENEFICIOS. Los que no son salvos tienen que saber por qué NECESITAN un Salvador. Una vez que vean su desesperada necesidad y vengan al Salvador por fe, entonces comenzarán a entender todos los beneficios que acompañan a la salvación (Romanos 5).

Muchas veces el evangelio es presentado de la manera más atractiva posible, mostrando a la persona inconversa todos los maravillosos beneficios que tendrá si confía en Cristo: “Si confías en el Señor, tendrás paz con Dios”. El problema con esto es que él no ve por qué necesita tener paz con Dios. Es necesario que primero se le demuestre, por medio de las Escrituras, que en su condición de pecador él es un enemigo de Dios, luchando contra Dios rebeldemente y que la ira de Dios se revela desde el cielo contra él (ver Rom. 1:18; 5:10; etc.).

Las 3 Consecuencias de la Justificación por Fe.

1. Paz Con Dios, Vs. 1

El primer eslabón en la cadena irrompible que liga a los creyentes por la eternidad a Cristo es su paz con Dios. El verbo que se traduce tenemos se encuentra en el tiempo presente para indicar algo que ya se posee. Muchas de las bendiciones de un creyente están pendientes para su resurrección y glorificación, pero la paz para con Dios queda establecida en el momento en que deposita su confianza en el Señor Jesucristo.

La paz de la que Pablo está hablando aquí no es subjetiva sino objetiva. No es un sentimiento sino un hecho. Aparte de la salvación por medio de Jesucristo, todo ser humano se encuentra en enemistad con Dios y enfrascado en una guerra espiritual contra Él vs. 10 – 8:7 sin importar cuales puedan ser sus sentimientos acerca de Dios. La guerra termina cuando un pecado pone toda su confianza en Jesucristo.

Como la justificación es una transacción legal, el contexto aquí es el de la justicia. Esta “paz para con Dios”, no es la paz de Dios (Fil. 4:7). Esa paz la podemos experimentar, pero esta es una paz legal. Nuestra posición –nuestro estado judicial ante el Juez Supremo- se ha cambiado de una enemistad a una de reconciliación. Ahora somos amigos, colocados en la categoría de aliados.

La paz legal es nuestra mayor necesidad. No podemos experimentar la paz de Dios, si primeramente no tenemos la paz con Dios; o sea, la reconciliación.

Como siempre, todo esto se hace en y a través del Señor Jesucristo. La reconciliación sin Él es una imposibilidad. ¿Por qué? Porque algo tiene que pasar en la actitud del Todopoderoso antes de que pueda establecerse una nueva armonía. La reconciliación se da entre dos, y la postura de ambos debe cambiarse para que produzca una paz real y de corazón como resultado. La actitud de Dios cambia a través de Jesucristo, de su sangre derramada y de la propiciación. Nuestra actitud cambia mediante la regeneración y la conversión.

La paz con Dios trae consigo serenidad: una garantía firme de que todo está bien. Esa paz también calma nuestra conciencia anteriormente agitada y nos habilita para responder a las acusaciones del diablo, quien ahora está presto a perturbarnos. En adición, esta paz nos capacita para perderle el miedo a la muerte.

2. Acceso Libre a Dios, Vs. 2

Cuando nos convertimos, Cristo nos tomó de la mano y nos presentó al Padre, quien nos dió una bienvenida maravillosa. Ef. 2:18 – Ef. 3:12 Este acceso quedó abierto continuamente.

Para que esta verdad quedara ilustrada gráficamente, cuando Jesús fue crucificado “el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo” Mt. 27:51. Su muerte quitó para siempre de en medio la barrera a la presencia santa de Dios que estaba representada por el velo. Heb. 10:19-22

3. La glorificación de los creyentes, Vs. 2b-5

El apóstol no solo está pensando en nuestro fulgor eterno al final de todo, sino que también hace referencia a la primera vez que veamos a Dios en toda su gloria. Este es el destino futuro prometido a cada creyente. Entrar en el salón del trono del Padre y verlo a Él cara a cara ¡En toda su magnificencia! No es una sorpresa que nosotros mismo necesitemos ser transformados a un estado de resplandor permanente, un ser humano que no haya sido glorificado no podrá estar en pie ante Su presencia visible. La santificación que ahora estamos experimentando será completada en el cielo. 1 Cor. 15:51-52 y 15:49. El cuerpo de nuestro Señor Jesucristo tal como está en este momento a la diestra de Dios, es el modelo para los nuestros.

Ahora mismo está glorificado y brillando en todo su esplendor, y algún día será copiado en nuestros cuerpos, y no será una copia pirata, ya que el autor mismo ha autorizado su reproducción.

Además de que nos gloriamos en nuestra firme esperanza de la gloria de Dios, también nos gloriamos en las tribulaciones. Esto es así porque ellas contribuyen a la bendición en el presente y a la gloria definitiva en el futuro.

Las tribulaciones de las que Pablo está hablando no corresponden a los problemas que son comunes a toda la humanidad, sino a las dificultades específicas que los cristianos padecen por amor de su Señor. Una de las promesas menos atractivas que la Biblia da a los creyentes es que quienes son fieles pueden estar seguros de que se encuentran bajo opresión de Satanás y del sistema mundano actual que está bajo su control. 2 Tim. 3:12

La persecución por causa de Cristo en esta vida es en sí misma un adelanto o garantía de nuestra gloria futura. 2 Cor. 4:17 La persecución por causa de Cristo es evidencia de que estamos viviendo a semejanza de Cristo. Jn. 15:20

Los cristianos no tienen razón alguna para angustiarse y sentirse desesperados en esta vida presente, sin importar cuán grande pueda ser su sufrimiento o cuán deplorable parezca ser su situación desde la perspectiva humana. Rom. 8:18

Los cristianos no deberían solamente regocijarse en las tribulaciones porque esas penalidades son evidencia de una vida fiel que es bienaventurada y recompensada, sino también a causa de los beneficios espirituales que produce. Stgo. 1:2-4 No se trata una gloria menor, sino que así como nos gloriamos en la esperanza de nuestra glorificación generamos una emoción expectante a causa de nuestro sufrimientos.

¿De qué manera podemos dar una bienvenida entusiasta a nuestro sufrimiento y por qué deberíamos hacerlo?

Adoptamos una actitud de bienvenida porque sabemos que estas trabajan para nuestro bien.

Cuando los cristianos experimentan tribulaciones que exigen paciencia, esa paciencia produce a su vez una prueba de su pureza espiritual. Stgo. 1:12

Quizás, una manera de ilustrar Romanos 5:3-4 es verlo ejemplificado en Esteban en Hechos capítulo 7:

1. Esteban estaba bajo gran oposición y presión: TRIBULACIÓN
2. Esteban demostró gran resistencia. La soportó con valentía: PACIENCIA (Hechos 7:55).
3. Esteban pasó la prueba con flameantes colores y con la aprobación divina: CARÁCTER PROBADO
4. Esteban tenía una bienaventurada ESPERANZA (Hechos 7:55).

 

Cuando una persona recibe salvación a través de Jesucristo, entra a una relación espiritual de amor con Dios que dura por toda la eternidad. Como si esto no fuera suficiente, Dios llega incluso a impartir gratuitamente su amor en cada uno de nosotros. Dios toma de su amor indescriptible, inefable e inmerecido y lo derrama en los corazones de quienes creen, por el Espíritu Santo que Él les ha dado a ellos. Derramado quiere decir que es algo vertido pródigamente hasta el punto de desbordarse. Nuestro Padre celestial no ofrece su amor en dosis medidas con cuentagotas sino en torrentes inmensurables.

La demostración suprema del inmenso amor de Dios se da en el hecho de que Cristo muere por los impíos, por seres humanos totalmente injustos e indignos de recibir cualquier cosa y de ser amados.

Pablo observa que el campo de los sentimientos humanos apenas morirá alguno por un justo… Quiere mostrar que no es común que una persona sacrifique su propia vida a fin de salvar la vida de alguien que inclusive tenga un carácter sobresaliente. Mucho menos que una persona de su vida por un villano perverso. Pero Dios estuvo dispuesto a hacerlo, y en ello se fundamenta nuestra seguridad objetiva y nuestra certidumbre subjetiva. Esa clase de amor inmerecido y abnegado esta por completo fuera de la comprensión humana, pero ese es el amor que el Dios justo e infinitamente santo tuvo para con nosotros siendo aún pecadores.

La certidumbre de la liberación del creyente. Vs. 9-11
En estos dos versículos Pablo está argumentando de lo mayor a lo menor. En otras palabras, si Dios ha hecho la cosa más grande, ciertamente que también hará la más pequeña.