Las palabras teología, exégesis, contexto, apologética, doctrina, historia, entre otras, cada vez parecen ser más odiadas y rechazadas por muchos cristianos de hoy. Estamos viviendo en una cultura cristiana que se aleja cada vez más del estudio profundo de las Escrituras, cultura que ignora por completo la historia de la Iglesia junto a sus Credos y Confesiones. Un cristianismo que no tiene una cosmovisión bíblica y su fundamento es la experiencia ‘espiritual’ del momento. Cuando escuchan sobre doctrinas bíblicas (elección, regeneración, justificación, etc.) apelan a que son doctrinas de hombres y acusan de idólatras a los que las profesan. En esto tienden a ser selectivos pues sí aceptan la doctrina de la Trinidad (Nicea/Constantinopla).

háblame de Cristo y no de doctrina

La mayoría de nosotros hemos escuchado a alguien decir: “háblame de Cristo y no de doctrina” o “la doctrina divide, mejor hablemos de Cristo”. Estos argumentos los acompañan con una diversidad de excusas con el fin de justificar la ignorancia, algunas de ellas: “la letra mata”, “si estudias mucho es porque el espíritu de Grecia está sobre ti”, “yo solo sigo lo que dice la Biblia, no creo en doctrinas de hombres.”, “interpreto las Escrituras por revelación de lo alto y no como lo que un hombre o grupo diga” (por más que lo nieguen, su interpretación está ligada a algún sistema histórico). Este tipo de rechazo al estudio constante de las Escrituras y a permanecer en la sana doctrina no se encuentra en ninguna parte de la Biblia; la realidad es que en la Biblia vemos todo lo contrario. Pablo fue muy claro a Timoteo y le exhorta a que continúe escudriñando las Escrituras porque “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil…” (2 Timoteo 3:16). También le advierte que permanezca en la sana doctrina porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. (2 Timoteo 4: 3-4).  Estos son otros pasajes que enfatizan a permanecer y velar por la sana doctrina: Tito 2:1; 2 Juan 1:9; 1 Timoteo 4:16; 2 Timoteo 3:10; 2 Tesalonicenses 2:15, Hechos 17:11, 2 Juan 1:9-10, Gálatas 1:6-9, entre otros.

Uno de los propósitos principales del Espíritu Santo es guiarnos a toda verdad, “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad” (Juan 16:13). Jesús dijo: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad” (Juan 4:23). En estos versos vemos que caminar en la Verdad es un fruto de la obra del Espíritu Santo en sus escogidos. Dios nos guía y nos enseña a llevar una vida de adoración en espíritu y en verdad, una adoración consistente con su Palabra. Es interesante e irónico que muchas personas utilizan este versículo de “en espíritu y en verdad” para sustentar prácticas que no son bíblicas. Si uno de los frutos del Espíritu es vivir en la Verdad, entonces ¿por qué a muchos cristianos no les interesa? La respuesta a esta pregunta se las dejo a ustedes.

Son muchas las congregaciones en donde las Escrituras no son la máxima autoridad y la revelación completa/suficiente de Dios. Siempre necesitan nuevas revelaciones y experiencias místicas para validar su fe. Van tras “profetas” y “súper apóstoles” para continuar escuchando los mismos cuentos de hadas una y otra vez. Para éstos la Palabra de Dios no es suficiente, siempre quieren algo más y les gusta vivir de las experiencias. Cuando confrontas a alguien que dice tener experiencias carismáticas la mayoría te dirá que no entienden lo que sucede, no saben qué está pasando. Una respuesta común es que “se siente bien”. Pero ¿de cuándo acá el Evangelio se trata de experiencias que nos hacen sentir bien? ¿el Evangelio se trata de “sentir”? ¿no es la Palabra de Dios lo único que transforma y edifica nuestras vidas? El no estudiar las Escrituras e ignorar la sana doctrina nos lleva a caer en estos espectáculos anti-bíblicos y en la dependencia de las experiencias para “sentir”.

Sola Scriptura

Cuando una congregación no parte de la Sola Scriptura acepta todo tipo de doctrina, creencia, cosmovisión, interpretación, experiencia, método y/o revelación, siempre y cuando se mencione a Cristo en alguna parte. Se forma un sincretismo doctrinal e intentan lograr un balance entre las diferentes posturas para evitar conflictos. Además, al no creer en una Fe histórica terminan aceptando lo que los padres de la Iglesia y la Reforma condenó como herejías (Ej. Arminianismo, Semi-Pelagianismo, etc.).  Imaginen a un pastor que comienza el culto diciendo: “No importa si eres de Calvino, Arminio, Pelagio o Cash Luna, si crees en Jesús tenemos comunión. No hay problema si crees en las nuevas revelaciones o en la Sola Scriptura, si crees en el Dios Trino estamos bien. No te preocupes si crees en el evangelio de la prosperidad, si quieres adorar a Cristo, este es el lugar para ti.” ¿Pueden imaginar una mezcla del evangelio de la prosperidad con algo de soberanía de Dios y un toque de carismatismo? ¡Rayos! Aquí se presentan diferentes dioses, tú escoges el más que te guste. Es como una heladería artesanal, tienen unas mezclas de sabores que jamás pensabas que eran posibles, pero te ofrecen una gran variedad para que escojas el que mejor satisfaga tu paladar. Aunque parezca algo exagerado y ridículo, es una realidad que viven muchas congregaciones. Así que, para evitar entrar en la discusión y en el debate, crean un tipo de “ecumenismo cristiano” para que nadie sea lastimado y/o salga del grupo. Cada miembro del liderato asume una postura diferente y eso es lo que transmiten a sus miembros. Un hermano ora declarando y decretando, mientras otro ora anhelando la voluntad de Dios. Un anciano enseña que la voluntad de Dios no siempre se cumple, mientras otro anciano enseña que la voluntad de Dios siempre se cumple. Esto termina siendo un completo desastre, resultado de tener la Biblia como un accesorio más.

Ante este escenario, los falsos maestros se han aprovechado de dicha ignorancia para engañar a muchos con un evangelio falso que promete riquezas, bendiciones materiales y salud para todos. Reducen el sacrificio eficiente de Cristo a una mera decisión humana. Ponen al Dios Soberano al servicio de los hombres como un perro que obedece los comandos de su amo. Y son muchos los que abrazan estas enseñanzas, defienden a sus ungidos hasta con violencia. No corroboran si su fe es bíblica, no conocen de dónde vienen las prácticas que religiosamente realizan y fácilmente son engañados con cualquier fantasía de doctrina. Si confrontas sus posturas no conocen cómo defender su fe, pues su punto de partida es el error y la paja. Podemos decir que la doctrina divide, claro que sí, divide a la oveja del lobo y al trigo de la cizaña. Pero desde otra perspectiva, la doctrina une, unifica a la Iglesia y la capacita para impactar todas las esferas de la cultura. Juntos continuemos enseñando la sana doctrina y reformando a América Latina.

FUENTE |LaAntitesisTV