Muchas personas me preguntan: «¿cómo puedo saber cuál es mi talento especial o el don que Dios me ha dado?».
Pensando en esto, quisiera compartir contigo algunos principios que seguramente te ayudaran a esclarecer un poco este interrogante.
Todos poseemos un talento o habilidad otorgada por Dios
Desde tu nacimiento has sido dotado de habilidades, que utilizadas sabiamente, te conducirán a una situación de privilegio.
Cuando ingresas a la familia de Dios, el Espíritu Santo te otorga dones espirituales a fin de equiparte para desarrollar con mayor eficacia tu llamado ministerial o la asignación que debas realizar dentro de los planes de Dios. (1corintios 12:7)
Con frecuencia no nos damos cuenta que poseemos dones o ciertas habilidades que nos permiten realizar algunas cosas mejor que ninguna otra persona.
Tenemos la tendencia de creer que, puesto que para nosotros es tarea fácil, para los demás también debe serlo. También solemos pensar que si nuestro trabajo no es arduo y agotador no merecemos que nos paguen por él, en realidad la gente que gana mayor cantidad de dinero ama su trabajo y posee una cierta habilidad instintiva para realizarlo, habilidad que han sabido desarrollar y perfeccionar.
Los deseos y las inclinaciones a realizar determinadas cosas, pueden ser un indicativo sobre cuáles son tus dones y talentos. Hay actividades que a pesar de ser cansadoras y difíciles para algunos, a ti te producen placer hacerlas o no representan un gran sacrificio. Algunos ejecutarían tu actividad y quedarían a los pocos minutos, o al cabo de un tiempo exhaustos, en cambio a ti te resulta satisfactoria, aunque también pueda producir algún tipo de cansancio, esta te resulta agradable y podrías hacerla durante todo el día. Es que Dios pone en nosotros el sentir como el hacer por su buena voluntad. O sea que pone en ti el deseo, la fuerza y la capacidad para ejecutar labores específicas. Por supuesto que hay muchas actividades diarias que al hacerlas no producen satisfacción, y sin embargo son necesarias ejecutar, no obstante aquellas actividades que estén conectadas a tus dones, talentos y habilidades, siempre producirán satisfacción realizarlas.
Otro indicador importante y evidente son los resultados y el impacto que produce tu labor.
Si puedes ver fruto y resultados positivos en la tareas que estas desarrollando, estas en el camino correcto, de lo contrario , si después de hacer ajustes y probar una y otra vez, estas siempre en el mismo lugar, deberías considerar otra actividad u otras opciones.
Esta consideración no tiene como objetivo hacerte bajar los brazos, desanimarte y hacerte creer que no «sirves», en realidad esta táctica es necesaria aplicarla a fin de poder encausarte en el verdadero propósito para tu vida.
La opinión de tus seres queridos o cercanos a ti, también es importante.
Ellos pueden tener una visión más objetiva acerca de tus talentos. Tal vez piensas que no eres capaz de hacer determinadas cosas o que careces de la preparación y habilidades necesarias, sin embargo tus cercanos pueden detectar habilidades en ti que tú ni siquiera habías notado. Puedes consultarlos a ellos y considerar sus opiniones. Tendrás una visión más amplia de ti mismo.
Otra de las cosas a tener en cuenta es tu trasfondo social, cultural y familiar. Cada aspecto de tu vida, cada circunstancia cuenta en el plan de Dios para ti. Ningún evento o situación que tuviste que enfrentar fue por casualidad o por un accidente del destino, todo responde a un gran propósito. No lamentes tu pasado ni te resignes a él, da gracias, míralo como una etapa de preparación para cosas mayores, cosas que responden a un plan divino, maravilloso y perfecto, y en este tiempo se te ha dado la oportunidad de generar tu aporte a esta gran causa, que estoy seguro revolucionara tu entorno, tu ciudad, tu país.
Cuando tengas noción de tus talentos, procura enfocar tu vida en relación a ellos y concentra tus fuerzas en realizar aquello que haces bien. No pierdas tiempo y energía en aquellas cosas que te cuestan realizar. Si puedes y cuentas con los recursos necesarios, delega esa responsabilidad, seguramente hay alguien a tu alrededor que puede hacerlo con más entusiasmo y mejor que tú. Hacer muchas cosas más o menos bien nunca tiene tanto valor como hacer una sola muy bien.
Y el siguiente principio que quiero compartir contigo, tiene que ver con la perseverancia, pero me gustaría contar una historia que ejemplifica muy bien este punto
Una joven había tomado clases de ballet durante toda su infancia, y había llegado el momento en que se sentía lista para convertir su afición en profesión. Deseaba llegar a ser una primera bailarina y quería comprobar si poseía las cualidades necesarias, de manera que, cuando llego a su ciudad, una gran compañía de danza fue al teatro y hablo con el director.
«Quisiera llegar a ser una gran bailarina», le dijo, «pero no sé si tengo el talento necesario o que me hace falta para conseguirlo».
«Hazme una demostración», le dijo el director. Pero apenas había bailado unos segundos, la interrumpió moviendo su cabeza en señal de desaprobación. «No, usted no tiene las condiciones necesarias», le dijo.
La joven llegó a su casa con el corazón desgarrado, arrojó las zapatillas de baile en lo más profundo de un armario y no volvió a calzarlas nunca más. Se casó, tuvo hijos y cuando estos fueron un poco mayores, empezó a trabajar como cajera en un supermercado.
Años después asistió a una función de ballet y a la salida se topó con el viejo director, ella lo saludó y le recordó la charla que habían tenido años atrás. Le mostró fotografías de sus hijos y le comentó de su trabajo en el supermercado, pero al final, antes de despedirse, le preguntó «¿Cómo pudo usted saber tan rápido que yo no tenía condiciones de bailarina?»
«¡Ahhh!, apenas la mire cuando usted bailo delante de mí, simplemente le dije lo que le digo a todas» le contestó.
«Pero eso es imperdonable» exclamó ella, «¡Usted arruino mi vida, pude haber llegado a ser primera bailarina!,… «no lo creo…» dijo el viejo maestro. «Si hubieras tenido las dotes necesarias y una verdadera vocación para bailar, no habrías prestado ninguna atención a mis comentarios».
Querido amigo/a, también debes saber esto, el camino que te conduce a tus sueños esta pavimentado de situaciones, comentarios, y personas que trataran de impedir tu avance.
Es lógico, ellos no comparten tu visión de la vida, porque han sido creados para otros fines y propósitos, pero tu estas en esta vida para alcanzar los propósitos que Dios determino de antemano para ti. Dios tiene un plan maravillosa para tu vida, no aceptes el fracaso, fuiste creado para vencer. No te desalientes si no encuentras el apoyo que necesitas de parte de aquellos que están a tu alrededor, aun si no cuentas con el apoyo de tus seres queridos, si tus fines son buenos y se ajustan a la voluntad de Dios, seguramente contaras con el apoyo incondicional del Padre celestial. Amigo no renuncies a tu sueño, no pierdas la esperanza ni la fe, que nada ni nadie te impida alcanzar aquello para lo cual fuiste creado, desde antes de fundar el mundo Dios preparo un camino, para que anduvieses en él y cumplas con el propósito que el determino para ti. Levántate, esfuerza tus manos, lucha, si perseveras, sin duda lo alcanzaras.
Por Mario R. Serrano
Robert Lora
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