10Jesús llamó a la gente y le dijo:—Escuchen y entiendan bien: 11Lo que los hace impuros delante de Dios no es la comida que entra por su boca. Lo que los hace impuros son los insultos y las malas palabras que dicen. 

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12Entonces los discípulos de Jesús se acercaron y le dijeron:
—A los fariseos no les gustó lo que dijiste.
13Jesús respondió:
—Mi Padre tratará a los fariseos como trata el jardinero a las plantas que no ha sembrado: las arranca de raíz y las echa fuera. 14No hagan caso de los fariseos: son como el ciego que guía a otro ciego, y si un ciego guía a otro, los dos terminan cayéndose en una zanja.
15Pedro preguntó:
—Explícanos qué quisiste decir cuando hablaste de lo que nos hace impuros delante de Dios.
16Jesús respondió:
—¿Tampoco ustedes entienden? 17Todo lo que comemos o bebemos va al estómago, y después el cuerpo lo expulsa. 18-20Pero si la gente dice cosas malas, es porque es mala y siempre está pensando en lo malo: en cómo matar, en cómo ser infieles en el matrimonio, en cómo hacer cosas indecentes, o en cómo robar, o insultar a otras personas, y mentir. A Dios no le agrada que gente así lo alabe. Pero cualquiera puede alabar a Dios, aunque coma sin lavarse las manos.