“Entonces (Gedeón) le respondió: Ah, Señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre”. (Jueces 6.15)
Hay dos formas en las que una persona se puede quedar fuera de algo, excluida, o como se titula este devocional, fuera de juego. Por voluntad propia, es decir, cuando anteponemos excusas u otras cuestiones antes de lo que Dios nos está pidiendo, y a causa de algún pecado con el que, voluntariamente, convivimos.
En este caso, vemos a un tal Gedeón que estaba sacudiendo el trigo en el lagar para esconderlo de los enemigos. Y aunque en ese momento era su tarea o su trabajo, cuando recibió el llamado de Dios para otra tarea, comienza con una serie de excusas que lo podrían haber dejado fuera de juego.
Miremos algunas cosas que sucedieron con este hombre que hizo historia, gracias a que logró cambiar a tiempo.
1) Debemos entender que Dios busca y usa a gente que está disponible. Ahora bien, estar disponible no significa no estar haciendo nada, al contrario, significa que mientras estoy ocupado haciendo mis labores estoy sensible, expectante, atento para cuando Dios me necesite y demande algo más de mí.
Durante años hemos malinterpretado este asunto, y se han generado falsas expectativas en muchísimas personas. Ocúpate en lo que tienes que hacer, y mantén tu corazón y oído sensibles para poder oír cuando Dios esté queriendo algo más contigo.
2) Recibe una palabra de Dios directamente, y la cuestiona, la pone en duda. Dice el texto bíblico: “Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo; “Jehová está contigo, varón esforzado y valiente”.
Frente a esa palabra la actitud de Gedeón es la de comenzar a cuestionar a Dios, diciéndole en otras palabras que si Dios realmente estaba con ellos, él no podía entender el porque de tantos males que le habían sobrevenido al pueblo. No te suena parecido a muchos de nosotros? Nos empieza a ir mal en algo, algo no funciona como queremos y empezamos a cuestionar a Dios. Tremendo!
Tal vez lo que ignoraba este hombre era la verdadera historia del pueblo, un pueblo que solía caer en el desenfreno total y absoluto, dándole la espalda a Dios.
Cuando Dios nos habla, en primer lugar, debemos tener un corazón agradecido, porque el Dios que todo lo creó se ha fijado en nosotros y ha pensado en nosotros como el método para llevar a cabo su plan. El Dios ilimitado, de alguna manera se está “limitando” al usar a hombres y mujeres comunes, imperfectos y otras yerbas, pero él lo ha decidido así!
Recibe la palabra, atesórala, créela, no la cuestiones ni cuestiones al Emisor de la misma.
3) Dios no ignora ni tiene en cuenta tu historia familiar para determinar si eres o no tenido en cuenta para sus planes. Piensa en esto. Acaso Dios no sabía de la historia familiar de Gedeón? Se le pasó por alto a Dios de donde provenía este hombre? Claro que no. Entonces debemos romper con los prejuicios y argumentos que pretenden indicarnos que no somos dignos de tal llamado. Dios no consulta tu pasado para diseñar tu futuro, recuérdalo!
Si Dios te llamo es porque cree en ti, y en tus posibilidades. Pero Dios también sabe que tiene que borrar de tu mente todo argumento que se quiera levantar en contra de su palabra. Frente a los argumentos de Gedeón, Dios le dice que él es un varón esforzado y valiente. Increíble! Dios desafía y confronta tu realidad con su palabra de verdad.
Las inseguridades, los complejos, las mentiras, y tantas cosas más, solo atentan contra lo que Dios ha decidido hacer con y en nosotros. El objetivo? Dejarnos game over, si lo prefieres mejor, fuera de juego.
Le pasó a Saúl, le pasó a Judas,…que no nos pase a nosotros. Que tengas un día híper bendecido.
Robert Lora
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