A finales del siglo VII el predicador alemán Augusto H, Francke fundó un orfanato para cuida a los niños sin hogar de Halle.
Un día, cuando Francke necesitaba desesperadamente fondos para llevar a cabo su labor, una empobrecida viuda cristiana llegó a su casa rogándole que le diera un ducado (moneda de oro de su tiempo que equivaldría a unos 100 dólares). Debido a lo apurado de su situación financiera, le dijo con tacto y tristeza que no podría ayudarla. La mujer, desesperada, empezó a llorar.
Francke, conmovido por sus lágrimas, le pidió que esperara, mientras iba a su habitación a orar, y mientras oraba sintió que el Señor le pedía que rectificara su decisión. Así que confiando en que Dios supliría sus propias necesidades, le dio el ducado, que era lo que necesitaba para cubrir los gastos de un día.
Dos días después Francke recibió una carta de gratitud de la viuda, y en el mismo día 12 ducados de una dama rica, y dos más de un amigo suyo de Suecia. Creía que había quedado ampliamente recompensado por su acto de generosidad con la viuda, pero poco después fue informado de que el príncipe Lodewyk van Wirtemwurg pensaba enviarle 500 ducados. Cuando oyó esto, Francke lloró de gratitud al Señor que con tanta abundancia le recompensaba lo que él había hecho la semana anterior.
Mucha gente espera al momento oportuno para ayudar a los demás, le piden a Dios que les dé más dinero, más trabajo, más posesiones, etc. y le prometen que cuando tengan lo que quieren ayudarán a los demás. Sin embargo, no existe el tiempo correcto para extender la mano al prójimo, no podemos quedarnos esperando que todo mejore, es hoy cuando debemos dar de lo que tenemos y el Señor, que conoce nuestras necesidades, se encargará de suplirlas con creces.
Proverbios 19:17 dice:
A Jehová presta el que da al pobre, Y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar. Proverbios 19:17 (RVR1960)
Dios no miente y si Él dice que pagará el bien que hacemos así será. Lo importante es hacerlo de corazón, confiando en el Señor, y no hacerlo por interés.
El mundo está atravesando una crisis mundial y si bien nadie tiene certeza de nada, podemos confiar en que el Señor no nos abandona y que su Palabra no cambia.
No se trata solamente de dar dinero, puedes compartir alimentos, ropa o quizás una palabra de aliento, hay mucha gente que está deprimida y sin esperanza.
¿Conoces a alguien en necesidad? ¡Es tiempo de dar! Confía en el Señor, Él no te abandonará.
CVCLAVOZ
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