El costo del evangelio es una materia olvidada, tal como el trabajo intelectual. Quizá sea porque a la mayoría de los creyentes les cuesta, o no les agrada, pensar. Tal vez, si leyeran con más asiduidad y con mayor entendimiento sus Biblias, se darían cuenta de algo fundamental: Jesús nunca enfatizó en los beneficios, sino en el costo de seguirlo.

Hace unos días hablamos en el programa Uno nunca sabe de CVCLAVOZ acerca de encarar el dolor y la muerte basados en el entendimiento que tal cual es el camino del creyente.

Permítanme insertar aquí una cita algo extensa:

Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.

2 Corintios4:7-11 RVR1960 (Las cursivas son mías)

La importancia de considerar el costo del evangelio

Si nos fijamos bien, hay algunos costos a considerar:

  • La excelencia del poder de Dios se manifiesta en el dolor. Ninguna angustia es fatal. Noten esos “mas no que dividen tribulación de angustia, apuro de desesperación, persecución de desamparo, derribo de destrucción.
  • Llevar por todas partes la muerte de Jesús. Nos alegramos tan apresuradamente el Domingo de Resurrección. Nos desespera el tránsito de su muerte de viernes a sábado. Somos tan hijos de este tiempo que glorifica la vida y el bienestar.
  • Siempre entregados a muerte por causa de Jesús. Vivir y actuar en el amor, en la libertad, en la justicia, como hizo Jesús, atrae enemigos y eventualmente la muerte. Muerte por causa de Jesús. ¿Notan la diferencia con el evangelio del tipo “gira de felicidad” que ofrecen las instituciones cristianas?
  • Es la vida de Cristo en nosotros la que debe prevalecer. Tan ansiosos vivimos por guardar nuestra vida, nuestra salud, nuestra economía, nuestra familia. Al final, por vivir obsesionados con eso, en algún momento lo perdemos.

Valorar el dolor sin flagelarse

Por supuesto, el costo del evangelio no se trata de vivir flagelándonos continuamente. Lo que se intenta decir aquí es que el bienestar no es el objetivo de la vida. Al contrario, es amar a todos y a Dios. Sin embargo, eso no se puede lograr sin un equilibrado amor por uno mismo.

Cualquier compromiso real con Jesús va a significar una confrontación con la maldad y el poder humano. Por eso, es preciso considerar el costo del evangelio y no solazarse tanto en sus beneficios.

CVCLAVOZ.