“Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.” 2 Timoteo 2:22

Todos, en alguna ocasión hemos conocido a alguien en particular, que con solo verle sentimos una extraña sensación estomacal, nos sonrojamos y hasta nos sudan las manos. Llegamos a pensar que hemos encontrado al amor de nuestra vida.

Les contamos a nuestros amigos más cercanos lo que sucede, a cada publicación que haga en Facebook le damos “like” o comentamos solo para que note nuestra presencia, lo llevamos en oración cada vez que nos llega a la mente y hasta vemos una y otra vez, sus 1,276 fotos sin sentir una pizca de cansancio. ¡Se siente genial!

Pero, ¿qué hacer cuando sabemos que en verdad esa persona no tiene interés amoroso en nosotros? ¿Qué hacer con esos sentimientos?

Ahí está la parte difícil. Empezamos a cuestionar a Dios en busca de una explicación. En muchas ocasiones nos deprimimos y pensamos que solo junto a esa persona es que podríamos ser felices, incluso ya hemos imaginado nuestro futuro juntos.

Qué Hacer?

Antes que nada, lo correcto es estar claros de que un saludo afectuoso de parte de esa persona, no significa que le gustemos. Tampoco que comente de vez en cuando lo que publicamos o que nos diga si andamos lindos. Debemos estar claros de que no existe amor a primera vista. Se ama en la medida en que se conoce.

Si estás pasando por eso en este momento, pídele claridad a Dios y que se haga su voluntad en tu vida. Él siempre quiere lo mejor para nosotros. Sólo Él conoce nuestro futuro. Quizás a la vuelta de la esquina esté lo que en verdad nos corresponde.
Recuerda que: “Lo que ha de ser para ti, lo será aunque te escondas, y lo que no, aunque te le pongas enfrente.”

Escrito por Jisell Flete Adames