«Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre». – Salmo 91:14 (RVR)
Mi padre nos abandonó cuando yo tenía seis años. Nunca conocí a mi padre como proveedor o protector. A mi hermana y a mí nos prometía vernos los fines de semana, pero él nunca llegaba. Ya de adultas, fijamos una «cita» con él un sábado para cenar y celebrar los cumpleaños. Nos arreglamos, y como siempre…no llegó. Debido a mi pésima relación con mi padre terrenal, me ha sido difícil aceptar a Dios como mi Padre celestial.
Sabía que Dios podía salvarme, pero tenía mis dudas. ¿Cuidará Dios de mí en mi soledad? ¿Podrá Dios protegerme de quienes intentan hacerme daño o de mí misma cuando tomo decisiones incorrectas?
A través de los años, me he dado cuenta que mi papá es quien es y Dios es mi Dios. Puedo confiar y compartir todos mis triunfos, problemas y lágrimas con mi Creador. Doy gracias a Dios por la oportunidad de vivir una vida más abundantemente (Ver Juan 10:10).
[Pq]Dios es Emanuel, Dios con nosotros… Dios conmigo[/Pq]
Autor Sra. Carolyn Buford (Carolina del Norte, EE. UU.) El Aposento Alto
Robert Lora
Noticias relacionadas
¡Suscríbete a nuestro Canal!
Suscríbete ahora
* Recibirá las últimas noticias y actualizaciones sobre tus ministerios favoritos!