Tenemos un Dios misericordioso y poderoso que cubre cada necesidad que tenemos y de hecho, nos da aún más de lo necesario para que también tengamos la oportunidad de brindar ayuda a quienes enfrentan carencias; de esta forma lograremos cumplir el propósito de abundar en toda buena obra.

“Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;” 2 Corintios 9:8 (RVR1960).

En el libro de Proverbios, encontramos una comparación entre quienes tienen un corazón dadivoso y quienes tienen un mal proceder.

“Hay quienes reparten, y les es añadido más; Y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. 25 El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado.” Proverbios 11:24-25 (RVR1960).

A la luz de este pasaje analicemos si nuestro proceder hasta el momento ha sido bueno, ¿hemos obrado con justicia en nuestros negocios? Cuando alguien necesitó nuestra ayuda, ¿se la brindamos?

Parte de nuestra responsabilidad como seguidores de Cristo es extender nuestra mano al caído y necesitado, tal como lo hizo Jesús con todo aquel que se acercó buscando Su ayuda; no sólo fue recibido sino también fue atendida su necesidad.

Sigamos el ejemplo que el Señor  nos dejó teniendo en cuenta que ciertamente recibiremos gracia y dirección, de parte de suya para lograrlo, además de la promesa de bendición que se observa en el verso 25 de Proverbios 11.

“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, 21 a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.”  Efesios 3:20-21 (RVR1960).

 

Por Cesia Serna