Hace algún tiempo vi una película, en la que el personaje principal no podía negarse a las diferentes órdenes, invitaciones y favores que le pedían los otros y esto estaba afectando su vida personal y familiar, pues su tiempo estaba siendo consumido por otros y se estaba olvidando de sí mismo y de su familia.

Muchas serán las propuestas del enemigo para hacer que uno caiga en pecado, pues esa es su naturaleza engañosa y mentirosa. Nadie está libre de ser tentado, por ello uno debe aprender a resistir y decir NO “…Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.” Santiago 4:7 (NTV)

El profeta Eliseo y su siervo Giezi, son un claro ejemplo de que un No o un Sí equivocado pueden llevar al pecado o a la bendición.

Nahamán un general del ejército Sirio tenía lepra, oyó de Eliseo y acudió a él para que lo sanara y así fue. El general  quiso pagar con joyas y riquezas su milagro pero el profeta se negó a aceptar; entonces la ambición ingresó al corazón de Giezi quien a escondidas cobró el favor que había realizado Dios y en ese momento la lepra se pegó al siervo y a su generación (2 Reyes 5).

Si algo debemos aprender de estos dos personajes, es que responder sí o no, no sólo te afecta a ti sino a tus generaciones.

La tentación y el pecado no se presentarán ante ti como algo malo, difícil o doloroso sino que se disfrazarán de algo bueno y deseable para convencerte de que hagas lo que deseas y sigas tus instintos.

Aprende a decir No, aunque tengas frente a ti lo que deseas, pues sino viene de Dios no es para ti, pues es una trampa del enemigo.

Por Judith Quisbert