Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Mateo 5:10 (RVR1960)

¿Te has preguntado alguna vez, la razón por la cual una persona malvada prospera más que aquel que trata de hacer lo correcto? Déjame decirte que no eres el único.  Asaf, uno de los hombres más cercanos al Rey David, sintió lo mismo; veamos su confesión:

En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos. Porque no tienen congojas por su muerte, Pues su vigor está entero. No pasan trabajos como los otros mortales, ni son azotados como los demás hombres. Salmo73:2-5 (RVR 1960)

¿Alguna vez te ha pasado que mientras decides hacer lo correcto peores experiencias suceden en tu vida? Incluso es posible que en esos momentos, pareciera que a quienes hacen lo malo les va mejor que a nosotros, quienes procuramos obedecer a nuestro Padre Celestial. Y nos preguntamos por qué Dios lo permite ¿Será que a Él le gusta recompensar a los malos y hacer sufrir a los buenos?

En lugar de cuestionarnos, de la forma de obrar de Dios en medio de las circunstancias, deberíamos hacernos la pregunta que Dios le hizo a Job: ¿Es sabiduría contender con el Omnipotente?

Asaf fue sincero al decir que sintió envidia de la prosperidad de los arrogantes, pero versículos más adelante se da cuenta que las riquezas del impío son temporales. Ellos se ocupan de las cosas de este mundo y no se dan cuenta que todo lo terrenal tiene su tiempo de caducidad. Por más prósperos que lleguen a ser, no mires lo pasajero, no desees ocupar su lugar para obtener riquezas.

Es verdad que hacer lo correcto duele, porque a causa de ello eres criticado, hasta tus “amigos” tienden a alejarse de ti y hay infinidad de otras situaciones más que podrías experimentar; pero no te sientas mal, porque finalmente este mundo es pasajero y será más doloroso perder las recompensas eternas por hacer lo incorrecto.

¡Recuerda que la bendición de Dios está en la obediencia!

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