Mirar el reloj a cada instante y sentir la adrenalina recorrer tu cuerpo al contar los últimos 60 segundos del año, cada año. Nuestros ojos brillan de entusiasmo, o en la mayoría de los casos sentimos nostalgia al pensar en todo aquello que planificamos exactamente 365 días atrás y que no logramos hacer.

“El próximo año voy a ahorrar para comprarme un carro”, “No voy a retirar materias en la universidad”, “Empezaré a estudiar inglés”… Y así terminamos cada 31 de diciembre, llenos de metas y sueños por alcanzar.

 

Planificamos tanto y tanto, llenamos la agenda de mil cosas.  Pensamos 24/7 en eso que queremos lograr y de no hacerlo, nos sentimos frustrados y amargados. Pero olvidamos algo muy importante: disfrutar cada momento.

 

Solemos ver un año en conjunto, como una sola oportunidad, ignorando a veces que cada día tiene su propio valor; cada día es una de esas 365 oportunidades que Dios nos regala cada año.

   

Vivamos cada instante enfocados en el privilegio de ver cada día, agradecidos por poder respirar por cuenta propia, ver y andar sin necesidad de un bastón. Estamos vivos! Vivir en agradecimiento a Dios debe ser nuestra mayor prioridad, lo demás puede esperar. Luchemos por nuestras metas, alcancémoslas! Pero nunca olvidemos disfrutar esos instantes que jamás volverán.

 

En el 2014 tendremos 365 nuevas oportunidades para sonreír a pesar de la adversidad,  amar al prójimo incondicionalmente, disfrutar esos momentos en familia y amigos, mostrar a otros el gran amor de Dios que tanto necesitan. A fin de cuentas, esos momentos o vivencias que suelen parecer insignificantes, son los que perduran a través del tiempo y los que más felicidad nos aportan.

Trabajemos por alcanzar todas nuestras metas (la casa, el carro, dinero en el banco, títulos, etc) pero todo eso aquí se quedará. Antes bien, seamos ricos en amor, paciencia, sabiduría, respeto, tolerancia y humildad. Hagamos que estas 365 oportunidades no pasen desapercibidas.

Feliz Año Nuevo!!

Por: Jisell Flete