Halloween es una fiesta satánica celebrada en la noche del 31 de octubre, cada cristiano debe saberlo para tener mucho cuidado con ese día. Está dicho con toda dureza en el Apocalipsis: «Felices los que lavan sus ropas, porque así tendrán acceso al árbol de la vida y se les abrirán las puertas de la ciudad. Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los asesinos, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira.» (Apocalipsis 22, 14-15)

Desde el Antiguo Testamento, Dios advierte que no deben imitarse a los paganos que promueven lo diabólico, y sí en cambio hay que entender que Dios ha dado cosas diferentes (Deuteronomio 18, 9-14). En la noche del 31 de octubre evite el simbolismo estrechamente asociado a lo pagano.

Halloween es un evento satánico, no hay que dar rodeos. No es «neutro», porque el mal no es neutro. Es necesario que usted tenga claro de qué se trata. Si usted piensa en ese día para algo especial con los niños, no lo llame «Halloween«, sino de otra manera. Y explíqueles a los niños de qué se trata, con el fin de que tenga claro que debe evitarse esa noche.

 No enseñe a los niños que el mal es un juego, acláreles por el contrario las cosas y no deje que se disfracen de nada diabólico. «Al que haga caer a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que le amarraran al cuello una gran piedra de moler y que lo hundieran en lo más profundo del mar.» (Mateo 18:6)

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