¡No puedo más! Sin importar cuánto me esfuerce, todo me sale mal. ¿Alguna vez te has sentido así?
Parece que los días se hacen eternos, intentas dormir pero te cuesta conciliar el sueño; te sientes frustrado y angustiado, al punto de haber perdido la confianza en ti mismo.
Por un momento piensas en si serás capaz de salir de esta frustración que embarga tu alma; porque son muchas las situaciones que has estado enfrentando y no sabes por dónde empezar, ni qué decisiones tomar.
Las deudas te persiguen, la vergüenza te atormenta, la culpa te acusa, y cuando intentas levantarte, el temor te recuerda tus malas decisiones y limita tu avance por miedo a equivocarte nuevamente.
¡No puedo más, me siento sin fuerzas!
Muchos de esos pensamientos y sentimientos son comunes en nuestro diario vivir, a tal punto que hay quienes lo hacen parte de su vida y buscan la manera de aprender a convivir con ellos, porque piensan que no hay solución y que jamás podrán superarlos.
Pero quiero que sepas que ante todo lo que estás viviendo existe una puerta de salida.
Hasta ahora, ninguna prueba les ha sobrevenido que no pueda considerarse humanamente soportable. Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean puestos a prueba más allá de sus propias fuerzas; al contrario, junto con la prueba les proporcionará también la manera de superarla con éxito.
1 Corintios 10:13 (BLPH)
Pablo dio a los corintios palabras de aliento acerca de cómo vencer la tentación, y lo mismo nos dice a nosotros que nos encontramos en medio de ella.
Cuando nos acercamos a Dios…
Por lo general, en medio de las luchas de la vida, somos heridos y caemos, o también damos buenos golpes y triunfamos. Pero lo que verdaderamente importa en cualquiera de las dos situaciones es acercarse a Dios y tomar sus consejos, los cuales nos llevarán a conocer y experimentar su amor y protección, tal como lo describe este Salmo.
Pero tú, oh Señor, eres un escudo que me rodea; eres mi gloria, el que sostiene mi cabeza en alto. Clamé al Señor, y él me respondió desde su monte santo. Me acosté y dormí, pero me desperté a salvo, porque el Señor me cuidaba.
Salmos 3:3-5 (NTV)
En conclusión, cuando no puedas levantar tu cabeza, el Señor lo hará por ti, renovando tus fuerzas para ganar esta batalla. Así que, no te rindas, no creas que estás solo, Dios está de tu lado y quiere ayudarte a salir en victoria en medio de tus luchas.
CVCLAVOZ.
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