Hace unas semanas tuve el placer de conversar con un talentoso y humilde salmista  de nuestro país que con bastas evidencias Dios ha comenzado a levantar a mayores niveles de servicio. En esta conversación nos contaba (junto a grupo de amigos) parte de su testimonio y de cómo había tenido que esperar varios años hasta poder hacer su primer disco. También nos relató acerca de los diversos procesos de Dios para él y su familia, y de cómo la decisión de esperar por el tiempo de Dios, sin lugar a dudas ha valido la pena.

Como resultado de escuchar su historia, he sentido la motivación de escribir algunas de las ideas que compartimos en esa inolvidable plática, y que considero serán de bendición, en especial a muchos ministros del canto y/o músicos que recién inician a servir a través de sus dones.  Así que por favor les pido su atención a estas consideraciones que a mi juicio explican, entre otras cosas, algunas de las razones por qué Dios utiliza los procesos para tratar primeramente con el carácter, en lugar  de fabricar ministerios de tipo “instant” stars.

Primero: 
Existe una descomunal diferencia entre el reino de Dios y el mundo. El primero (el reino de los cielos) es luz y el mundo es tinieblas (Juan 3:19-21 & 1 Juan 1:6). Con estos dos pasajes quiero dejar en claro que Dios tiene su forma de hacer las cosas, y éstas son muy distintas a la forma tergiversada del mundo. Es por esta razón que Pablo preguntó si existía alguna comunión entre la luz y las tinieblas (2 Co. 6:14). Nosotros estamos llamados a ser luz y a ser usados por Dios, pero a Su forma y en Su tiempo, no a la forma del mundo.

Segundo:
Vivimos en una generación en donde existe un marcada inclinación hacia las artes y a la música. Ésta es sin duda una generación muy conducida por los sentidos, lo visual, lo musical, etc.  Claramente podemos identificar que las personas de mayor influencia y de mayor renombre en el la actualidad no son los escritores, pensadores e intelectuales, sino mas bien las personas relacionadas al mundo del entretenimiento, como los cantantes, actores y socialités.  De igual modo, vemos como dentro de nuestras iglesias han crecido vertiginosamente los ministerios que utilizan en las artes (música, canto, baile), y no tanto así aquellos en los que se requiere estudiar y leer la palabra de Dios como lo son la predicación, la enseñanza o el discipulado.

Tercero:
El mundo fabrica fenómenos del entrenamiento de tipo “instant stars”. De forma muy evidente el mundo nos presenta (en especial a la generación de niños que crece en frente del televisor) que el camino al éxito, es decir llegar a poseer fama, riquezas, discos, conciertos, entre otros es muy fácil. Sólo hay que tener cierto talento “innato” y conocer a la persona indicada (dentro de una disquera) o entrar a la escuela de música correcta y luego ser famoso. Le pido que por favor que preste un poco más de atención a los programas de mayores ratings televisivos entre pre-adolescentes y se dará cuenta que siguen este mismo formato, porque es el que vende. El que es más apetitoso a los sentidos.

Cuarto:
Jesús dijo: “Pero entre vosotros no será así” (Mr. 10.43).La Biblia presenta varios ejemplos de cómo Dios primero procesó y preparó a los más grandes siervos que haya tenido la historia de la humanidad. Estos grandes hombres fueron primeramente trabajados en su carácter y formación antes de iniciar su misión. Vemos como primer ejemplo a Jesús, quien siendo el hijo de Dios y teniendo la tarea más importante que hombre alguno haya podido tener, no comenzó su ministerio sino hasta cumplir los 30 años de edad. También vemos al rey David, quien a pesar de haber sido ungido Rey desde joven, tuvo que esperar por aproximadamente 15 años para llegar a reinar sobre Israel. Vemos otro ejemplo en el apóstol Pablo, el cual esperó por casi 10 años antes hacer su primer viaje misionero. Estos ejemplos y otros más que pudiésemos citar nos muestran que Dios primeramente procesa el carácter y prepara a las personas antes de iniciar Su plan y propósito ministerial para sus hijos.

Concluyo estas reflexiones con la convicción de que sin lugar a dudas, Dios no fabrica ministerios instantáneos. Es necesario caminar a través de Sus procesos y desiertos (nótese que hablo en plural). El patrón bíblico nos muestra que es preciso que seamos trabajados en nuestro carácter, en nuestra madurez, en nuestras habilidades y aún mucho más en nuestra relación personal con Jesús. Te animo que no compres lo que el mundo te ofrece. Claramente Dios obra de forma distinta a como el mundo lo hace.  Ahora bien, cuando decides esperar por el tiempo de Dios, El mismo te bendecirá y te abrirá mayores puertas para que continúes sirviendo. Recuerda siempre que la clave no es solamente esperar porque sí, sino que durante esa espera tú seas cada vez más dependiente de Dios y que te esfuerces en mejorar y trabajar tus dones.

Si sientes que has sido edificado con esta reflexión, siéntete libre de compartirla con alguien más. Ahora es tu turno de bendecir a otros.

Hasta pronto.

Emmanuel de la Rosa
Proyecto BASES
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