Al acordeonista y cantautor Francisco Ulloa se le puede catalogar como un embajador de la música típica, pues tiene el mérito de haber paseado este género por distintos continentes, siendo el primero en llevarlo a Europa y Japón; y como él mismo dice, también tiene la gloria de haberle puesto corbata a nuestro ritmo vernáculo, pues fue el primero en llevarlo al Teatro Nacional.

Con una prolífera carrera de 50 años, que inició siendo muy niño, Francisco Ulloa se caracteriza por ser una persona humilde, pero sobre todo solidaria, hecho que queda más que demostrado en los 18 años que lleva como voluntario en la Defensa Civil, entregándose en cuerpo y alma a colaborar cuando ocurre cualquier desastre natural, como fue el caso del terremoto de Haití, por solo citar uno, ya que es el primero en acudir a la entidad cuando hay aviso de tormenta o pasa algún evento inesperado.

Ulloa aprendió a tocar el acordeón siendo muy niño, con su padre Ramón Ventura, pero luego de eso tuvo grandes maestros, de la talla de Guandulito y Tatico Henríquez, quienes lo ayudaron bastante, pero “mi primer maestro fue Dios, porque yo le pedía a él que me ayudara y me ayudó: a los diez años ya yo me estaba ganando el moro”.

Ulloa, quien a principios de febrero celebra sus 50 años de carrera musical, planea conmemorarlo con una gira, la publicación de un libro y la presentación del DVD “Francisco Ulloa para la Historia”, un disco que recogerá su paso por distintos países a través de todos sus años de carrera. Para la gira, pide el patrocinio de empresas, o quizás de alguna dependencia estatal que quiera premiarlo con esto.

Satisfacciones personales

“Tengo la alegría de que por primera vez el merengue llegara a los países europeos de la mano mía. Estamos hablando del año 1989″ dice Ulloa y agrega: “Ha sido un orgullo para mí hacer ese par de canciones juntos, que fueron un éxito: “La Cosquillita” y “El Farolito”.

Encuentro con Jesús

La felicidad más grande de todas es haber conocido a Jesús. Mientras no lo conocía, no encontraba la tranquilidad, ni la felicidad, ni el amor, como lo tengo ahora.

Conocí a Jesús, tengo a Dios en mi corazón y soy el hombre más feliz de la tierra, porque cuando tengo cualquier cosa hablo con Él y Él me da el aliento y la conformidad. Yo les exhorto a cualquiera de ustedes que no se olviden de Dios, que ha enviado a su hijo Jesús para que nos guíe, nos ayude y nosotros hagamos las cosas correctamente.
He tenido varios encuentros, porque tú sabes que el músico siempre se olvida de algunas cositas, pero no es que me haya olvidado completamente de las cosas de Dios, sino quizás algunos descuidos por tocar una fiesta allí.., pero no es que he dejado de hacer mis conciertos y prédicas cristianas.
Tengo a Dios en mi corazón y soy el hombre más feliz de la tierra, porque cuando tengo cualquier cosa hablo con Él y Él me da el aliento.” concluye el reconocido músico dominicano.
(El Caribe/CristianoDigital.net)