Muchas veces vivimos confiados en nuestro conocimiento o experiencia y desestimamos los avisos que recibimos, pero las advertencias tienen una razón de ser, ¡obedécelas!

Desobediencia fatal

Se cuenta que Henry Nelson, de Wilmington, Delaware, era un veterano de la Segunda Guerra Mundial. Había servido como instructor en el departamento de la Guerra Química del Ejército, pero no hizo caso al aviso del Superintendente del Departamento de Sanidad de Riverside, quien le advirtió que el apartamento en que vivía había sido fumigado con gas, cianuro de hidrógeno ( es un compuesto químico, muy venenoso y altamente volátil).

Haciendo caso omiso a las advertencias, rompió la barrera que habían clavado en la puerta y entró a buscar unas mantas.

Los vecinos que lo vieron quitar el aviso, la barrera y entrar, llamaron a la oficina del departamento, pero cuando llegaron los empleados ya era tarde. Nelson se hallaba tendido en el suelo del comedor con dos mantas bajo el brazo.

A pesar de los avisos, escrito y verbal, y de su entrenamiento en el ejército, se había lanzado a la muerte.

¿Ves las advertencias?

Dios nos da muchas advertencias a través de su Palabra y por medio de personas temerosas de Él. Sin embargo, a veces confiamos más en nuestro conocimiento o experiencia y subestimamos lo que nos dice.

Las advertencias tienen una razón de ser, no están ahí sólo para molestarnos, sino que Dios busca guardar nuestras vidas.

Si estás viendo las advertencias que Dios te da, obedécelas, porque solamente son para tu bien.

¡Obedece las advertencias!

En 1 Reyes 2:3, dice: «Cumple los requisitos del Señor tu Dios y sigue todos sus caminos. Obedece los decretos, los mandatos, las ordenanzas y las leyes que están escritos en la ley de Moisés, para que tengas éxito en todo lo que hagas y dondequiera que vayas » (NTV)

Mucha gente cree que la obediencia a los decretos y mandatos de Dios son una especie de castigo, pero ¡cuán lejos están de eso!

Las advertencias de Dios nos mantienen lejos de la muerte y el dolor. Puede ser que a veces los consideremos difíciles de cumplir pero su recompensa siempre será la mejor, ¡obedécelas!

CVCLAVOZ.