Cuando se cuestiona el futuro, la gente debe poner su confianza en Dios y en no las palabras de los ‘adivinos’, dice el evangelista Billy Graham. En un texto publicado recientemente en su columna de consejos, el evangelista de 97 años de edad, recibió una pregunta de una persona que quería saber lo que el futuro le reservaba a ella.

“Si Dios sabe lo que sucederá en el futuro, ¿por qué él no va al frente y nos lo dice? Yo traté con la astrología y cosas por el estilo, porque quería averiguar el futuro, pero no creo que estas cosas sean dignas de confianza.

¿Dios es mejor que todo esto?”, preguntó a la persona en un mensaje enviado a la sede de la Asociación Evangelística Billy Graham, EE.UU.

El predicador de renombre comenzó su respuesta alabando a la persona, que había llegado a la conclusión de que los adivinos y videntes no son fiables. A continuación, señaló que: “El Señor no nos ha dejado en la oscuridad sobre el futuro”.

“El futuro está en las manos de Dios, y un día va a intervenir para poner fin a todos los males e injusticias de este mundo”, escribió Graham.

“Esto sucederá cuando Cristo vuelva en gloria para establecer su reino de justicia perfecta.

La Biblia dice: ‘Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia’ (2 Pedro 3: 13)”.

Graham también dijo que la lectura de la suerte y la astrología “no son guías confiables para el futuro”, y luego comparó el enfoque del adivino con el enfoque del Señor para el futuro.

“¿Será que el Señor prometió revelarnos el futuro a nosotros? No, no hay de manera detallada que los adivinos afirmen falsamente qué hacer y por una buena razón”, agregó Graham.

“Por un lado, si supiésemos exactamente lo que va a pasarle a la gente todos los días, no tendríamos que confiar en el Señor sobre nuestro futuro o incluso orar por ello, pero lo no sabemos y debemos doblar nuestras rodillas todos los días para pedir su guía y protección”.

El ministro concluyó su respuesta aconsejando a la persona que hizo la pregunta a confiar solamente en Jesucristo y dejar su futuro en sus manos. “No ponga su confianza en nada o en ninguno que no sea Jesucristo, deposite su fe, su vida y su futuro en sus manos”, concluyó.

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