Si Dios resolviera tu problema ¿no estarías más feliz? ¿No estarías más tranquilo? ¿No podrías pensar mejor? ¿No irías con más fe a orar por los enfermos de un hospital, si Dios arreglara tu problema primero? Entonces mete a Dios en tus negocios, glorifica al Señor y dale de lo mucho que Él te da, involúcrate en los asuntos del Reino y tendrás la cobertura espiritual del Rey de Reyes. Hoy el Señor te invita a almorzar con Él; acepta la invitación y como Abraham, sírvele, sírvele con regocijo tu adoración y tu alabanza.