Yo creo que Santiago nos está diciendo en Santiago 4:1, 2: “Ustedes están siempre disgustados porque tratan de lograr las cosas que quieren mediante sus propios esfuerzos. Por ese camino nunca las van a obtener. Van a terminar siendo personas celosas, detestables, y teniendo malas relaciones, porque quieren lo que otros tienen”.

Entonces, Santiago resume toda la situación en una sentencia: “No tienen, porque no piden” (Santiago 4:2). Esencialmente, señala que tratamos de obtener todas las cosas por nosotros mismos, en vez de pedírselas a Dios.

Usted puede pensar: “Pero sí le he pedido cosas a Dios; pero Él no me las dio”. Si le ha pedido algo a Dios y Él no se lo dio, la razón no es que lo esté resistiendo. Puede ser que no sea su voluntad que la tenga o que aún no sea el tiempo. Puede ser que tenga algo mejor para darle, pero que usted todavía no esté lo suficientemente maduro para tenerlo. Sea cual fuere la razón, nunca es porque Él no quiera que usted sea bendecido.

Usted es un hijo de Dios, y Él lo ama. Él es un buen Dios, que sólo da cosas buenas, y quiere hacer por usted mucho más de lo que le sería posible imaginar (vea Efesios 3:20). Pero lo ama demasiado para darle cualquier cosa que lo pueda dañar. Lo ama demasiado para darle cosas que, en última instancia, lo harán más carnal o que incluso puedan arrastrarlo a pecar porque todavía no está listo para manejarlas.

¿Puede un padre amante dar a sus hijos las llaves del automóvil antes de que tengan edad suficiente para manejarlo? Por cierto que no, porque el padre sabe que pueden sufrir un accidente a causa de su inexperiencia. Dios actúa de la misma forma con sus hijos. Porque nos ama, no nos da aquello que todavía no tenemos madurez espiritual para manejar.

Muchas personas usan la manipulación y los caminos mundanos para obtener cosas que creen que no aceptan no tener, y esas mismas cosas terminan por arruinarlos. He descubierto que el secreto de estar contento es pedir a Dios lo que quiero y descansar en el conocimiento de que, si corresponde, Él me lo dará a su debido tiempo. Si no corresponde, Dios hará algo mucho mejor de cuanto yo pueda pedirle. Compártelo.

Tomado de La Biblia de la vida diaria, de Joyce Meyer. Usado con permiso de la revista Vida Cristiana.