En esta ocasión traemos un artículo sobre cómo los retos nos ayudan a descubrir y desarrollar las capacidades espirituales, personales y profesionales que tenemos. La biblia nos presenta una historia en forma de parábola llamada “La parábola de los talentos”, la cual se encuentra en Mt. 25:14-30 y también en Lc. 19:11-27. 

Más allá de que en esta parábola la palabra talento o mina se refiere a un tipo moneda, deseamos puntualizar que al igual que como pasó con los tres empleados, Dios nos da retos a través de nuestros líderes para sacar lo mejor de nosotros.  Cada vez que recibimos una asignación especial por parte de tu pastor o tu líder, estás siendo probado para que puedan salir a flote esas nuevas capacidades que tienes pero que aún desconoces. Si nos esforzamos, llegando a dar aún más de lo que se espera de nosotros, Dios mismo nos promueve a un mayor nivel.

Para ilustrar estas ideas con un ejemplo particular, voy a darles acerca de una situación que recién ocurrió en nuestra iglesia.  Se nos asignóal ministerio musical de jóvenes hacer las canciones en géneros musicales autóctonos o locales (merengue, bachata, etc.) en lugar de hacerlas en el estilo jovial que siempre solemos hacer (rock, pop-rock, etc.) para una determinada reunión. En principio me rehusé a la idea, alegando no tener los recursos necesarios para tal asignación. Pero Dios tenía un plan que iba másallá de mi limitada visión. No entendía mucho la razón, pero accedí al reto que mis pastores juveniles me encomendaron.

Así que tomamos el reto, el cual nos exigió salirnos de la rutina de siempre tocar lo mismo para emprender esta nueva experiencia.  Esta situación nos ayudó a descubrir otras habilidades musicales que teníamos pero que no la utilizábamos. En otras palabras, en nosotros había“talentos”aun sin descubrir.

Hacer esos estilos musicales requirió que hiciéramos cambios de instrumentos musicales, moviendo personas a otros instrumentos para así aprovechar lo mejor que cada uno podía contribuir. Se requirieron de nuevas ideas para hacer algo que nos permitiera estar cómodos y que fuera adecuado en términos musicales. Así que tuvimos los ensayos e hicimos las canciones en merengue y bachata, y para la gloria de Dios ambos quedaron muy bien.

Al final descubrimos varias capacidades ocultas que no conocíamos y que hoy nos hacen mejores músicos.  Al tomar el reto en las manos y disponernos a obedecer, podemos hacer mucho más; podemos hacer como aquellos siervos que negociaron y multiplicaron su talento para tener más.

Dios les bendiga,

Emmanuel De la Rosa