A veces nos es necesario tocar fondo para tomar impulso y salir de donde hemos caído. Es algo que a nadie le gusta. Pero imagina que caíste en una piscina y no sabes nadar. Ponerte a dar zancadas no te va a sacar, pero si te dejas ir hasta el fondo, tal vez con un buen empuje de piernas te puedas impulsar y quedar más cerca de la orilla. ¡Tal vez al parar de luchar comenzamos a flotar!

Cuando sentimos que estamos desfalleciendo la lógica nos impulsa a luchar. Pero a vece es necesario soltar. Cuando soltamos las riendas nos estamos rindiendo totalmente a Dios y confiando completamente en Su gran poder. Podemos dejar que fluyan las lágrimas y solo esperar. A veces es tocar fondo lo necesario para que sintamos bien el impulso.

Tocar fondo puede ser necesario para ver milagros

Si creemos que los milagros existen y estamos pendientes de verlos, nos daremos cuenta de que a cada instante ocurre uno. Dios sigue haciéndolos. Todos pasamos por temporadas de sequía, por problemas financieros, por dolores del alma por cosas que nos hicieron. Pero muchas veces soltar las riendas es dárselas a Dios y es posible que sea necesario tocar fondo, pero Él nos ayudará en el impulso y después.

A veces necesitamos soltar las riendas

A todos nos cuesta asumir una derrota, una traición. Pero sin dejarnos llevar por la furia, ni por el dolor, estaremos tomando riendas de nuestras emociones. Se las entregamos a Dios. Podemos llorar, pero no dejarnos derrotar, no caer en depresión. Podemos gritar, pero solo para desahogarnos y preferiblemente a solas. Es el momento necesario para tocar fondo y luego soltar.

El problema no es tocar fondo, sino quedarte a vivir en él.

Rafael Vídac

Una vez que lo hacemos, entreguemos eso que nos hiere a Dios y dejemos que El se encargue. Aunque sea una de las cosas que más nos cueste, darle a otro las riendas. El control. Pero cuando tenemos claro cuánto nos ama Dios y cuán grande es Su poder, no se nos debe hacer tan difícil dejarnos llegar a fondo si es necesario para que Él haga Su parte por nosotros.

CVCLAVOZ.