10 pasos para tener una buena relación de noviazgo y poder llegar al matrimonio bajo la voluntad de Dios.
Introducción
Conocerse, comprenderse, confiarse, ser abiertos y sinceros, buena comunicación, amor y cortesía, fidelidad y perdón, crecimiento espiritual y aliento mutuo son esenciales para fomentar una relación sana y perdurable.
Conocerse mutuamente
Esto demanda tiempo. Es imposible conocer a una persona si no se pasa tiempo con ella o él. En el noviazgo una de las principales tareas es aprender a conocer a nuestro novio/a tal cual es. Es preciso llegar a conocerse mutuamente, conocer los diferentes estados de ánimo, la manera de pensar, interiorizarse en la educación y los gustos del otro; saber qué es lo que piensa en cuanto a la relación con Dios, la cantidad de hijos, etc. Y también será bueno conocer a la familia del futuro compañero de la vida.
Comprenderse mutuamente
Hay que conocer la manera de pensar y de actuar de la otra parte, estudiar sus reacciones, su razonamiento, y tratar de comprenderlo. Es importante tener paciencia, amor, y tratar de ponernos en el lugar del otro para comprender de una mejor manera lo que nos está queriendo decir. Esto no significa que debemos dejar de lado nuestro testimonio, o correr los límites dando lugar al pecado en nuestra vida.
Confiarse mutuamente
Cuando no hay confianza sino sospechas, celos, inseguridad, ansiedad y dudas, es señal de que la relación está mal encaminada. Muchas veces esa actitud de celos termina en violencia o bien en el fin de la amistad. Cuando en una pareja no existe confianza mutua, es señal de que en su lugar existe lo que la Biblia llama una relación “en la carne.” Esto no se refiere al aspecto sexual sino al ser humano sin el control interno de Cristo. Cuando no hay confianza en la pareja es porque uno, el otro o ambos no están caminando bajo la guía del Espíritu Santo de Dios. Puede ser también indicación de que esa relación no está dentro del plan de Dios. La Biblia declara: “En el amor no hay temor” (1º Juan 4:18).
Abiertos y sinceros
Uno de los problemas es que el ser humano pretende ser lo que no es. Vivimos con una máscara puesta que cubre lo que en realidad somos. Antes de llegar al matrimonio, novios y novias deben arrancarse las máscaras y hacer a un lado las apariencias. Debemos ser por dentro tal como nos demostramos por fuera. Debieran hacerlo desde el primer día y descubrir el alma tal cual es. Existe el mito de que no es de hombres mostrar debilidades, y que se debe usar una máscara para esconder los verdaderos sentimientos. ¡Totalmente falso! Es necesario ser honestos, sinceros, abiertos y transparentes. Si pretendemos ser lo que por cierto no somos, estamos mintiendo descaradamente. Tengámoslo presente. Tu noviazgo y matrimonio serán experiencias fantásticas si hoy mismo resuelves, de una vez para siempre, que ya no tendrás cosas que esconder. El hecho de ser abiertos y sinceros es uno de los grandes secretos para afirmar un noviazgo y echar cimientos sólidos para un hogar cristiano feliz.
Buena comunicación
Colosenses 4:6 dice que nuestro hablar debe ser lleno de gracia. En una buena amistad, nada es mejor que conversaciones positivas y edificantes. A menudo las relaciones entre un muchacho y una chica se concentran en la demostración de afecto físico. Pero en el noviazgo el punto de atención debiera ser aprender más acerca de los intereses del otro, la familia, los amigos, los sueños, algunas de las prioridades y el caminar con el Señor.
Amor y cortesía
El amor no es una opción; es la base; es el fundamento. El amor no es algo ideal sino real, y se controla por medio de ciertas leyes y mandamientos divinos. Amor es sacrificio voluntario. Amor es dedicación de tiempo. Amor es preocuparse por el bienestar de la pareja. Amor es no hacer demandas egoístas. Amor es no hacer nada que dañe a nuestra pareja. En 1º Corintios 13:4-7 vemos la descripción de este amor: “El amor es sufrido, es benigno; El amor no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece, no es indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. La cortesía es una señal del verdadero amor que proviene de Dios. En 1 Corintios 13:5 el apóstol Pablo dice que el amor no es egoísta ni grosero. Todo lo contrario. El que ama da a la otra persona sin esperar recibir. Alguien ha dicho: “Los buenos hábitos constan de pequeños sacrificios.” El hábito de la cortesía consiste de pequeños y hasta insignificantes sacrificios que muestran interés en la otra persona. Descubre qué es lo que le gusta a tu novio/a. Muéstrale consideración y respeto cuando pasen tiempo juntos, conociéndose. Recuerda que la Biblia nos llama a tratar a la mujer como a vaso más frágil. En forma delicada, demostrando con nuestra forma de actuar y con nuestros hechos, nuestro sincero aprecio y cariño.
Fidelidad
Vivimos en un mundo lleno de tentaciones, así que es justo preguntarnos cómo podemos ser fieles. Es allí donde interviene el poder de Cristo. Esa es la clave. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Pero ¿cómo puede Cristo darme fortaleza si yo estoy en la tierra y Él en el cielo? Sucede que “Cristo vive en mí” (Gálatas 2:20).Por lo tanto, si “todo lo puedo en Cristo” y “Cristo vive en mí”, yo tengo poder y tú tienes poder para ser fiel. Fiel sexualmente, fiel con el pensamiento y cuanto más fiel es uno a la otra persona, más feliz es. Recordemos las palabras del Señor Jesús: “Dichosos los de limpio corazón, porque verán a Dios” (Mateo 5:8). Muchos jóvenes tratan de justificar su pecado con la debilidad, con la falta de dominio propio sobre sus vidas. Recordemos lo siguiente: a) Pablo nos aclara clara y terminantemente que el pecado no puede ni debe dominar la vida del cristiano/a. En Romanos 6:14 leemos: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros;…”. b) En 2º Timoteo 1:7 nos dice: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. Esto significa que Dios nos ha dado los recursos necesarios para vivir una vida en santidad y permanecer fieles a nuestra pareja.
Perdón
Al ponernos de novios no lo hacemos con una persona perfecta. De ahí que ambos tengamos que perdonarnos, pecados, errores, egoísmos y otras formas de comportamiento desconsiderado. Hagamos que nuestro lema sea Efesios 4:31-32: “Quítense de vosotros toda amargura, ira, gritería, y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Uno de los principios del Reino de Dios, es que debemos aprender a perdonar a aquellos que nos han afectado. Jesucristo nos muestra el ejemplo supremo del perdón.
Crecimiento espiritual
Es importantísimo que ambos se edifiquen espiritualmente, orando juntos, congregándose y sirviendo al Señor en todo lo que puedan. Ocuparse de lo espiritual es la base, el fundamento sólido que luego ayudará a construir en el futuro un matrimonio feliz.
Alentarse mutuamente
Vivimos en tiempos donde muchas veces la crítica, las presiones, la competencia desaniman, frustran y quitan el aliento a aquellos que están tratando de edificar su futuro. Con la gracia, la ayuda y la guía del Espíritu Santo debemos aprender a alentar y a animar a nuestro novio/a a superarse. Alentarlo a estudiar, a trabajar, a servir al Señor, etc. “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.” (Hechos 17:24-25).
Robert Lora
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