Sara es una mujer de una voluntad férrea, siempre ha logrado lo que se ha propuesto. Pese a eso, después que se casó con Francisco, un hombre más bien mediocre y vividor, las cosas no le salieron como ella estaba acostumbrada. Cansada de la situación, después de unos cuantos años de casada, decidió separarse y quedarse sola con la crianza de sus tres pequeños hijos. La vida un tanto difícil que vivió con su ex pareja no doblegó el carácter de Sara y mucho menos su empeño por alcanzar sus metas, ella simplemente no está acostumbrada a perder.
En una ocasión, sus dos hijos mayores se disputaban por una partida de vídeo juego, uno de ellos perdió la partida y se encontraba llorando y con mucha rabia. Cuando una de las tías de los niños le preguntó la razón del llanto, el pequeño le dijo que tenía mucha rabia por haber perdido el juego y que su hermano no le había dejado ganar, ante lo cual la tía le dijo que era bueno perder de vez en cuando. Sara al escuchar eso se enojó bastante y fue donde estaban los niños y la tía conversando, agarro con suavidad al pequeño alzándolo en sus brazos y le dijo: “no creas lo que dice tu tía, debes GANAR SIEMPRE, ser un perdedor no es bueno ni aceptable y si piensas así, serás siempre un mediocre como tu padre”.
Ante esa situación las cuñadas de Sara e incluso su suegra, trataron de persuadirla para que no dijera eso a los niños, pero ella haciendo caso omiso de sus peticiones agarró a los niños y se fue de la casa.
¿Es malo querer ser siempre un ganador?
Desde mi perspectiva, no. En lo personal concuerdo con Sara: pensar en ser siempre una persona que se conforma con poco es de mediocres. Pero debes ser sensato, la vida es una sucesión de batallas que a veces se pierden y a veces se ganan, y si eres un padre o una madre responsable educarás a tus hijos para que sepan aceptar la derrota cuando esta llegue.
¿Por qué enseñar a los hijos que perder es ganar?
Hay varias las razones.
- Aunque no lo creas, aprender a perder, así como las situaciones difíciles de la vida, forman el carácter de las personas.
- Para que aprendan a lidiar o soportar las situaciones difíciles de la existencia humana sin que por ello se sientan mediocres.
- Muchos no lo creen, pero perder es otra forma de ganar, ¿por qué? Bien, si no se logró el objetivo al cual se aspiraba, con seguridad se aprendieron varias cosas; entre ellas qué no volver a hacer para no volver a fallar.
- Hace que las personas sean luchadoras y perseverantes ya que se empeñaran en alcanzar sus objetivos por más altos que estos sean.
- Un niño que aprende a perder se vuelve una persona recursiva, es decir, se vuelve creativo y además aprenderá a ingeniárselas para lograr lo que desea.Quiero concluir diciéndote que en tus manos está incentivar a tus hijos para que sepan ganar y aprendan a perder; que sepan que es bueno caerse, lo que no está bien es encariñarse con la piedra y conformarse siempre con poco o nada. Enséñales que, sobre todo en el matrimonio, muchas veces perder es ganar.
No estás en la tierra para ser una persona infeliz ni triste, tampoco para ser alguien arribista a la quien no le importa las personas a su alrededor y menos que no sepa medir las consecuencias de sus actos o sus palabras. Nunca olvides que tu libertad y tus derechos terminan donde empiezan los de los demás.
Robert Lora
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