«Alimenta a mis ovejas», o alimenta a mis corderos. Y eso me impactó mucho en el momento y entonces pensé: Creo que quisiera ir y ayudarlas en algún lugar del mundo», Catherine Hamlin.

CREYENTES INTELECTUALES, ETIOPÍA.- El gobierno etíope ha nominado a la doctora Catherine Hamlin para el Premio Nobel de la Paz en reconocimiento a los más de 50 años que ha pasado ella sirviendo en el área de obstetricia y ginecología en el país.

Catherine Hamlin (1924) es un médica australiana y es fundadora del “Hospital de Fístula Addis Abeba”, que actualmente es el único centro médico en el mundo que exclusivamente provee cirugías para reparar la fístula obstétrica de forma totalmente gratuita.

La fistula obstétrica es una grave lesión que se produce como consecuencia de partos prolongados u obstruidos que no tuvieron la necesaria atención sanitaria. Estas lesiones post-parto ocurren más a menudo en los llamados países del tercer mundo o en vías de desarrollo, y Hamlin ha dedicado gran parte de su vida a curar de lesiones como éstas a mujeres que viven en zonas rurales de África. Se estima que desde hace 55 años, ella, su marido y el personal médico del hospital han tratado personalmente a entre 34,000 y 40,000 mujeres.

Su trayectoria y reconocimientos: La Dra. Catherine nació en Sydney, Australia y se graduó en la Universidad de Sydney en 1946. En 1950 se casó con el doctor neozelandés Reginald Hamlin, quien también era cristiano.

Poco después, la pareja viajó a Etiopía y fundó una escuela de partería en la ciudad de Addis Abeba. Convencida de la necesidad de atender la fístula obstétrica, Hamlin desarrolló una técnica quirúrgica para reparar la situación médica, y en 1975, el “Hospital de Fístula de Addis Abeba” abrió sus puertas al público de forma gratuita. Más tarde sería también fundadora de la organización caritativa “Hamlin Fistula”.

Por sus contribuciones en su área médica y el desarrollo de técnicas y procedimientos únicos para el tratamiento de la fístula obstétrica, Hamlin ha sido aclamada internacionalmente. El periodista ganador del Premio Pullitzer Nicholas Kristof la describió en el diario New York Times como “la madre teresa de nuestros tiempos”.

Catherine es miembro de la Orden de Australia desde 1995, Miembro Honorario del Real Colegio de Cirujanos de Edimburgo desde el 2005, Doctora Honoris Causa por la Universidad de Sydney (2005), y toda una leyenda viva en su país.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas la ha reconocido como una pionera en la cirugía de la fístula, y por su labor ha sido galardonada con numerosos premios, tales como el Premio ANZAC de la Paz en 1984, la Medalla de Oro Honoraria del Real Colegio de Cirujanos de Inglaterra en 1989, el Premio Zonta Internacional en 1996, y el Premio de la Paz y del Entendimiento Mundial en 1998. En 199 fue nominada al Premio Nobel de la Paz en 1999, y después ha recibido el Premio a las Mejores Prácticas de Salud Mundial en 2004, la Medalla de Oro por la Asociación Mundial para la Salud Sexual en 2009, el Premio al Sustento Bien Ganado en 2009, y la nominación al Premio Nobel de la Paz en 2014.

Su fe en Jesús la llevó ayudar a los demás: Catherine se volvió cristiana en sus años de estudiante, y fue impactada especialmente por leer un pasaje bíblico que la dejó marcada: “Me impactó mucho leer en la Biblia cuando Jesús comisionó a Pedro. Pedro había negado a Jesús tres veces, y Jesús le hizo una pregunta tres veces: “¿Pedro, me amas?”, tres veces, y cada vez él dijo: “Sí, sabes que te amo”, y Él, Jesús, dijo: “Alimenta a mis ovejas”, o alimenta a mis corderos. Y eso me impactó mucho en el momento y entonces pensé: Creo que quisiera ir y ayudarlas en algún lugar del mundo”.

Actualmente la doctora Catherine ha sido descrita como “una cristiana conservadora”, y sin embargo, muy tolerante. Cuando la periodista Monica Attard le preguntó cuál fue su reacción al comenzar a trabajar en un lugar con gente pobre, Hamlin contestó: “Soy cristiana. Yo siento que Dios está detrás de este trabajo. Lo sé por mi propia experiencia. He orado por las cosas fervientemente y las he recibido y yo sé que Dios es real y alguien que ama a estas mujeres muchísimo más que yo”.

Al hablar de sus motivos para quedarse a trabajar en Etiopía, Catherine respondió: “Yo sé que Dios está detrás de todas estas cosas. Sé en mi corazón. Muchas veces habíamos estado deprimidos, pensando que no teníamos suficiente dinero, y de repente, las cosas sucedido simplemente de forma milagrosa… Sentí la presencia de Dios, la siento en nuestro personal, contamos con un personal maravilloso que tienen las mismas motivaciones que tengo. Y creo que todo esto tiene que ver con el amor: el amor a tu trabajo, el amor a tus pacientes, y por supuesto, viene desde Dios, el amor de Dios por estas mujeres”.