“Leo la Biblia, canto y adoro a Dios en mi casa. No necesito ir a la iglesia” Para algunas personas, ir a la iglesia es una opción y no una obligación. Es cierto que nadie puede forzarnos a congregar, pero el no asistir genera consecuencias negativas que tienen grandes repercusiones en nuestra vida espiritual, por ejemplo:

1. No aprendes sobre Dios:

Indiscutiblemente, la Biblia es la Palabra de Dios; sin embargo, Dios también puede hablar por medio de otras personas. Si la prédica que se imparte en la iglesia está basada en la Biblia, entonces es un mensaje que no podemos ignorar. El crecimiento espiritual que uno necesita se adquiere por varios medios y uno de ellos es el oír lo que se imparte en la iglesia, así como lo señala Romanos 10:17, Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo.” (NVI) No creas que porque lees tu Biblia en tu casa tendrás más conocimiento sobre Dios, ¡te estás perdiendo mucho más!

2. No alabas a Dios:

En las iglesias se acostumbra tener un momento de música y, más allá de amenizar la reunión, los cantos sirven para alabar a Dios. Hay distintas formas con las que podemos darle la alabanza a nuestro Señor, y la música es una de ellas. Salmos 33:1 dice: Canten al Señor con alegría, ustedes los justos; es propio de los íntegros alabar al Señor.” (NVI) Si bien puedes cantar en cualquier momento y donde quiera que estés, no hay nada como alabar a Dios en compañía de otras personas que comparten la misma pasión por Él.

3. No aprendes a vivir en comunión:

Hay varios pasajes en la Biblia que remarcan la importancia de mantener la unidad con otros creyentes. La unidad fortalece la oración (Santiago 5:14-15) y deleita a Dios (Mateo 18:19-20). Cuando uno asiste a la iglesia aprende a moldear su carácter a fin de contribuir a la armonía y unidad. De esta manera, no solo se fortalece el vínculo con Dios, sino también con los demás.

4. No eres de bendición para otros:

Hay un versículo muy conocido sobre la asistencia a la iglesia y se encuentra en Hebreos 10:25, donde dice: “No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.” (NVI) No obstante, si leemos el texto anterior, podremos entender algo aún más relevante: “Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras.“ (v. 24, NVI) Esta parte nos indica que debemos de ir a la iglesia, no solo para recibir el mensaje de Dios, alabarlo, estar en unidad con otros, sino también para ser de bendición a otros. Cuando te congregas, estás animando a los demás a demostrar amor y a seguir el ejemplo de Jesús.

Ir a la iglesia no se trata de ti. Se trata de Dios y de cómo tú puedes ser de ayuda a otros.

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