Muchas veces David vio su vida amenazada. Muchas veces pasó por circunstancias en las que sentía que había llegado al fin. Desde el punto de vista humano, no había solución. Esta era una de esas circunstancias.
 
Pero yo cantaré de tu poder, y alabaré de mañana tu misericordia;
porque has sido mi amparo y refugio en el día de mi angustia.
Sal. 59:16.
 
La noche estaba oscura. Afuera, los guardias, como perros rabiosos, vigilaban atentamente la casa de David. La orden de Saúl era: «No lo dejen escapar, mañana Yo mismo lo ejecutaré». «Pero Mical, su mujer, avisó a David y lo descolgó por una ventana, ti, él escapó». ¿Puedes imaginarte la ira de Saúl, al descubrir que la presa había escapado?
 
Leyendo la historia, tal como es narrada en 1 Samuel 19, tú podrías llegar a la conclusión de que la fuga del salmista fue el resultado de la viveza de su esposa Mical. Así somos los seres humanos. Tan pronto como salimos de una circunstancia difícil, pensamos «qué suerte tuve—, «escapé por poco». Instintivamente damos el crédito de la liberación a las personas, circunstancias o cosas.
 
David hizo diferente. El dice: «Cantaré de tu poder«. Se está refiriendo al poder divino. Aquel amanecer podría haber sido el más trágico de su existencia. Cuando la luz del nuevo día despuntaba en el horizonte, podría estar muerto V, sin embargo, estaba vivo y lejos de la furia de sus enemigos. Por eso, añade: `… alabaré de mañana tu misericordia…».
 
Cada amanecer es un regalo de la misericordia divina. La noche puede haber sido oscura y tenebrosa, llena de peligros y violencia. Pero el sol siempre sale, trayendo alegría, esperanza y la perspectiva de una nueva oportunidad.
 
«Tu has sido mi amparo y mi refugio«. El salmista agradece. No dice: «tuve suerte«, sino «tu has sido mi amparo» Su experiencia es personal. El sol de un nuevo día puede salir para el mundo, pero la pregunta es, salió para ti? ¿Es Dios tu refugio, tu fortaleza, tu amparo en el día de «tu angustia«?
 
Un Dios personal puede resolver el drama que tú vives y que nadie comprende. Esto es salir del convencionalismo, de la rutina y de la monotonía v entrar en la dimensión de la intimidad con tu Dios.
 
Tu matrimonio está aparentemente condenado al colapso? ¿Está todo oscuro a tu alrededor? Canta hoy con David:
 
«Pero yo cantaré de tu poder, y alabaré de mañana ni misericordia; porqué has sido mi amparo y refugio en el día de mi angustia».
 
Pr.Alejandro Bullón