Hay creyentes que esperan muy poco de Dios en cuanto a lo material. Con¬fían en que Él les dará alimento y vestido, pero no confían en que se los dará en abundancia.

Por alguna razón, se han formado la idea de que Dios es un viejo tacaño que les dará algo más que harapos para vestir y frijoles para comer. Pero eso no fue lo que el Señor dijo. En Mateo capítulo 6 Jesús dice que Dios nos vestiría mejor que a Salomón. Esas palabras son suficientes para demostrar que Dios quiere no solo darnos las cosas básicas de la vida, sino también bende¬cirnos abundantemente. Yo lo sé por experiencia personal.

Un día ¬ – hace algunos años – , llegúe a la casa y encontré dos automóviles costosos estacionados a la entrada del garaje. Me los habían regalado unos hermanos que habían sido bendecidos por el Señor por medio de mi ministerio. Me quedé estupefacto. «Señor – le dije – , no necesito estos automóviles. No te los había pedido, y no están dentro de mis planes. ¿Qué están haciendo aquí?»

Entonces el Señor me habló al corazón, diciendo: «¿No has leído alguna vez el pasaje en Deuteronomio que dice que las bendiciones vendrán y alcanzarán a quienes oigan mi voz?»

«Sí», le respondí.
«Bueno, hijo – me dijo Él – tú acabas de ser alcanzado».
¿Estoy diciendo que Dios me dio esos automóviles costosos sólo para que los disfrutara? Sí, eso es exactamente lo que estoy diciendo.
En 1 Timoteo 6:17 dice que Dios «nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrute¬mos». Dios es un Padre amoroso que se complace grandemente en bendecir a sus hijos. Desde nuestro punto de vista, Él es demasiado generoso. Pero no se inquiete por ello, Él puede darse ese lujo.

Una vez que usted de veras crea en la generosidad de Dios y oiga su voz, las bendiciones lo alcanzarán también a usted.
Deuteronomio 28:2
Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.