Durante seis años, Ken Parker formó parte de movimientos neonazis en Estados Unidos. Pero en solo doce meses, su vida ha sido transformada a través de una profunda experiencia con Dios y el Evangelio de Cristo.

En 2012, comenzó a formar parte del Ku Klux Klan (KKK), una organización racista secreta que nació a finales del siglo XIX en Estados Unidos. Dentro del grupom hay jerarquías, y él era el Gran Dragón, quien representaba el estado de la Florida.

Parker fue participe en las polémicas manifestaciones en Charlottesville, en las que cientos de hombres y mujeres hicieron saludos nazis y acompañados de gritos a consignas contra negros, inmigrantes, homosexuales y judíos.

Durante las protestas ultranacionalistas, Parker conoció a la cineasta Deeyah Khan, que estaba realizando una grabación para un documental sobre grupos de odio. Pero algo ocurrió cuando su actitud de generosidad tocó el corazón del hombre neonazi.

“He tenido agotamiento debido al calor después de la protesta, porque nos gusta usar nuestros uniformes negros. Y yo estaba pasandola mal y ella vino a asegurarse de que yo este bien”, explicó Parker, y a raíz de ese episodio, pasó a lidiar con muchas dudas en los meses siguientes.

“Ella fue completamente respetuosa conmigo y con mi novia todo el tiempo”, dice sobre Khan. “Eso me hizo pensar: ella es una mujer buena. Sólo porque ella tiene la piel más oscura y cree en un Dios diferente que yo, ¿por qué odio a esas personas?, reflexionó.

Encuentro con Dios

Algunos meses después, Parker continuaba lidiando con sus dudas cuando conoció a un vecino afroamericano, el pastor William McKinnon. Al principio, el joven Parker no sabía que él era pastor, pero supo que había algo diferente en él.

La pareja comenzó a conversar con McKinnon, que los invitó al culto de Pascua de la iglesia. El 17 de abril de 2018 – seis años después de ingresar al KKK y siete meses después de la protesta en Charlottesville – Parker fue movido por Dios, y quebrantado, reconociendo que su vida no estaba bien, y se rindió a Jesucristo.

Un mes después, frente a la congregación afroamericana contó su testimonio. “Yo dije que era un gran dragón del KKK, pero el Klan no era lo suficientemente odioso, así que decidí convertirme en un nazi”, recuerda Parker. “Pero después del culto, ninguno de ellos me dijo algo negativo. Todos ellos me abrazaron y apretaron mi mano, animándome sin sentirme despreciado.

Desde entonces, su transformación ha sido intensa. El 21 de julio, Parker ingresó a las aguas del mar para ser bautizado por el pastor McKinnon, acompañado por los miembros de la iglesia.

Días después, Parker se acercó a una clínica de remoción de tatuajes, para retirar el diseño de la esvástica, del símbolo del KKK y de la bandera confederada con las palabras “orgullo blanco”.

“Quiero decir que lo siento mucho”, dijo Parker recordando como hirió a muchas personas que a lo largo del camino. “Sé que he dispersado mucho odio y disgusto por esa ciudad. Pido disculpas”, finalizó.

Fuente Guíame