Una vieja referencia de un antiguo festival romano de Lupercalia hace alusión a esta fecha. Aquel evento se celebraba entre el 13 y el 15 de febrero, un ritual anual de tres días que se creía que alejaba los malos espíritus y aumentaba la fertilidad.
Lupercalia era también conocido como Februatio, que es donde proviene el nombre de nuestro mes de febrero, era popular entre muchos de los nuevos conversos a la Iglesia Católica, y como dice el libro Celebraciones: El Libro Completo de los Días Festivos Americanos, “en los lugares donde los cristianos [convencionales] llegaban al poder inmediatamente adaptaban las fiestas y costumbres de la gente de su propio credo” (Myers, 1972).
Tal era el curso de acción con este festival de Lupercalia. Mientras el Papa Gelasio condenó oficialmente la fiesta romana pagana y prohibió su observancia a finales del siglo V, muchas de las prácticas de Lupercalia volvieron a surgir rápidamente en un día de fiesta recién creado por el papa y añadido por él a la lista oficial de los días festivos de la iglesia en el año 496- El Día de San Valentín.
Desde entonces, la gente ya no buscaba la obtención de la fertilidad al ser azotados con tiras de piel de animal llamado Februa. El foco cambió y comenzó a ser “San Valentín”, el santo patrón de los “novios y todo aquel que desee casarse” (Celebraciones, pp. 48-49), cuya identidad real es aún más oscuro de su conexión con el romance.
Alrededor de 1806 fue celebrado el primer día de San Valentín. La historia es un poco confuso en cuanto a cómo el Día de San Valentín ha llegado a ser lo que hoy conocemos y celebramos.
San Valentín sirvió en el siglo tercero en Roma. El Emperador Claudio ordenó que los hombres solteros eran los mejores soldados. Entonces, Claudio prohibió a los soldados a casarse. Una versión de la historia dice que San Valentín continuó realizando las bodas de jóvenes soldados que estaban enamorados, y Claudio encarceló a Valentín. Durante su reclusión, según han reportado, San Valentín se enamoró de la hija del carcelero. Valentín le envió una tarjeta y lo firmó con, “Amor, tu Valentín”. Pero hay otra versión es que San Valentín desafió a Claudio ayudando a los cristianos a escapar de la tortura de los romanos.
Según han investigado, Valentín murió aproximadamente en el año 270. Otros afirman que la iglesia puede haber decidido celebrar a mediados de febrero para “cristianizar” la celebración pagana romana Lupercalia. El primer día de San Valentín celebrado en Estados Unidos fue en la década de 1840 por Esther Howgald. La mayoría de las personas aprovecha la ocasión para hacer y dar grandes cosas a un ser querido en el Día de San Valentín. El envío de regalos y tarjetas transmite amor, afecto y amistad.
Lo que equivalía a un Lupercalia renombrado y reformado luego tomó fuerza, adaptando gradualmente en el Día de San Valentín que hoy conocemos, que incorporó los elementos como tarjetas de San Valentín y Cupido, el dios romano del amor erótico.
Hay personas que dicen que no hay razón bíblica por qué los cristianos no deben celebrar el Día de San Valentín, dando a sus seres queridos flores, dulces y/o tarjetas. Al igual que con la celebración de cualquier día de fiesta, la decisión debe ser entre el individuo y Dios. Hay muchos que ven la celebración de días festivos como algo inofensivo.
Actualmente, algunas personas aseguran que la observación de cualquier día de fiesta secular no es correcta. La amistad y enviar tarjetas son cosas maravillosas, y Dios no se opone al romance en el momento justo de la manera correcta. Pero, ¿la historia de la religión pagana del día de San Valentín contamina las prácticas modernas? ¿Qué tiene que decir Dios acerca de las tradiciones paganas, con diferentes nombre o no?
“Cuando Jehová tu Dios haya destruido delante de ti las naciones adonde tú vas para poseerlas, y las heredes, y habites en su tierra, guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses. Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás.” (Deuteronomio 12: 29-32).
Aunque las practicas de Lupercalia han sido transformadas con distinta presentación, como el Día de San Valentín, estos versículos remarcan que se sostienen tan detestable como siempre lo han sido frente a los ojos de nuestro Creador. En vez de dedicar nuestro tiempo en días y prácticas paganas, nuestra atención debe focalizarse en los Días Santos de Dios que nos ha dado la Biblia, que nos señala hacia Su obra perfecta y maravillosa para toda la humanidad. Lo importante es recordar que si celebran o no cualquier día festivo, no debe ser motivo de orgullo o la división entre los cristianos.
Fuente Diario Cristiano Web
Robert Lora
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