Una de las principales claves para una vida de fruto bajo el favor de Dios es tener un buen trato con nuestro prójimo. Amar es un mandamiento y hoy el Señor te capacitará y llenará para que puedas ver su mano de poder. Amén.

En 1 Pedro 3:7 (NVI) dice: “De igual manera, ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada, y ambos son herederos del grato don de la vida. Así nada estorbará las oraciones de ustedes”.

No servirán de nada tus muchas oraciones y ayunos, si no sabes tratar bien a tu prójimo, si no sabes respetar, amar, ser comprensivo y paciente. Las personas que tienden a ver el lado negativo de los demás, que esparcen palabras odiosas, críticas constantes, menosprecio y soberbia; difícilmente puedan vivir bajo el favor de Dios. Jesús nos enseñó a tratar a los demás como quisiéramos ser tratados, también nos indicó que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Muchos se preguntan qué pasa en sus vidas que no prosperan, porque sus oraciones no son contestadas, porque que las cosas les van mal; y no se dan cuenta de algo muy básico: que deben mejorar el trato con su prójimo. Ya sea entre esposo y esposa, entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas, entre amigos o entre los líderes y seguidores, si no hay un trato amable, respetuoso y en amor, no pretendamos que Dios conteste todas nuestras oraciones.

Oremos ahora de esta manera:

“Señor te pido perdón si he sido cruel, duro y odioso con mis palabras, si he juzgado, herido, criticado o tenido un mal trato con los demás. Te pido que me llenes de tu amor, derramando tu Espíritu Santo sobre mi y me ayudes a tratar a los demás como tú lo quieres, te lo pido en el nombre de Jesús. Amén”.

 

Esteban Correa