En la vida, pasaremos por muchos momentos en los que nos desanimaremos. Es parte de vivir. Y es cuando por lo general podemos ponernos a hablar con nosotros mismos.

En estos tiempos de la COVID-19 es muy probable que muchos estén hablando consigo mismos. Todo ha cambiado mucho.

El Rey David en muchas ocasiones de ansiedad y tribulaciones hablaba consigo mismo y lo dejó saber en sus escritos.

Todos los seres humanos lo hacemos. Nos analizamos, nos cuestionamos y sacamos conclusiones, muchas veces antes de hablar con Dios.

¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en Dios! Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y mi Dios!

Salmos 42:11 (NTV)

Para no perder la esperanza, cambiemos nuestro foco

En los momentos de desánimo es bueno analizarnos y cuestionarnos. Pero no olvidemos luego dirigir nuestro foco a las alturas. A nuestro maravilloso Padre que nos ama y cuyo poder ya conocemos. Él siempre está ahí para nosotros y si no sentimos que responde de inmediato, debemos esperar.

Dios nos invita a tener siempre esperanza, a no perderla sin importar las circunstancias. Nos dice muchas veces que estemos alegres. Si confiamos en Dios así debe ser nuestra vida siempre. Aunque hay circunstancias más difíciles que otras, busquemos siempre Su paz y la esperanza que tenemos en Él.

Le pido a Dios, fuente de esperanza, que los llene completamente de alegría y paz, porque confían en él. Entonces rebosarán de una esperanza segura mediante el poder del Espíritu Santo.

Romanos 15:13 (NTV)

No olvides buscar a Dios en el desánimo

Cuando sientas que el desánimo está acercándose a tu mente o tu corazón, recuerda acudir a Dios. Pídele que te anime, que te fortalezca, que no te permita perder la esperanza. Hablar con Dios es la mejor conversación que podemos tener cada día y algo que Él valora grandemente.

Reafirma tu relación con Dios cada día, leyendo Su Palabra y conversando a diario en toda oportunidad que tengas con Él. Estar conscientes del amor de Dios por nosotros y de Su gran poder, nos debe calmar y hacernos sentir seguros, con la esperanza de Sus planes para nosotros, que ya sabemos que son para bien.

CVCLAVOZ.