Los incendios se han convertido en los últimos años en un gran problema para nuestro planeta, el peor fue este año, sucedido en Brasil y Bolivia, donde se quemaron millones de hectáreas; según algunos estudios es una extensión equivalente a la superficie de Ecuador.

Los inmensos incendios inician con un pequeño fuego, sea este intencional o no, es algo pequeño que crece y no se puede detener fácilmente, así como sucedió en el incidente mencionado, donde a pesar de los esfuerzos y el apoyo recibido de muchas personas, fue inevitable la pérdida de grandes hectáreas de bosques y miles de animales.

Este suceso en su tiempo traerá terribles consecuencias para nuestro planeta, por lo que sería necesario tomar medidas, así como concientizar a la población sobre el cuidado que se debe tener con la naturaleza y para evitar que alguien pueda dar inicio a una catástrofe.

 

Este tema también me hace pensar muchísimo en la comparación que realiza la Biblia sobre el pequeño fuego que quema grandes bosques:

“Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!” Santiago 3:5 (RVR 1960)

La Biblia compara a la lengua a un pequeño fuego, ya que a pesar de ser un miembro diminuto del cuerpo, es bastante peligrosa, y puede destruir de manera inimaginable y, a veces imparable, las vidas que ha puesto en su camino.

Alguien que no sabe controlar su lengua es aquella persona que lastima con sus palabras, insultando, humillando, agrediendo e incluso hablando mal del otro. Si practicas estas cosas, tienes que saber que eres alguien destructivo, porque tus palabras encienden un pequeño fuego que puede destruir significativamente una vida y a veces es complicado volver a restaurarla.

Este tiempo quiero animarte a cambiar, tal vez estás siendo causante de grandes incendios que no son precisamente físicos, sino internos, no seas parte de aquellos que destruyen, sino que bendicen y te animan a seguir adelante.

 CVCLAVOZ.