En Éxodo 20:2-3 (RVR1960) dice: “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí.” El Señor exige un lugar exclusivo en nuestra vida, que no se puede compartir con nada ni nadie, porque si no la preminencia ya no sería para Él sino para nosotros mismos. 

Si examinas tu corazón ¿Dios está en primer lugar, considerando que fue Él quien te liberó de la esclavitud del pecado para darte libertad y vida eterna? o ¿algo o alguien más ocupa su lugar? 
Que el Señor ocupe ese lugar especial significa que las decisiones que tomemos y los pasos que demos en la vida serán bajo su guía, que buscaremos agradarle a Él antes que al mundo y que estará antes que nuestros propios deseos y anhelos, porque confiamos que Sus planes son mejores que los nuestros.

Quizás hoy en día, muchos dirán que la presión de la sociedad y de los medios de comunicación incitan a pecar, que son factores que nos hacen tropezar; sin embargo si la relación personal con Dios es nuestra prioridad, todo lo que acontezca a nuestro alrededor no será relevante ni influenciará porque el Espíritu Santo nos dará el poder para resistir y tener victoria.
Afirma tu fe en el Señor y, a pesar de las presiones, que tu prioridad sea Dios.

“Aunque las naciones que nos rodean sigan a sus ídolos, nosotros seguiremos al Señor nuestro Dios por siempre y para siempre.” Miqueas 4:5 (NTV)

 

CVCLAVOZ