El vallado sobre la familia viene cuando el sacerdote del hogar ocupa el sitio que Dios le dijo que tiene que ocupar; cuando se pone lo que tiene que ponerse como hombre -además de pantalones- se pone en la brecha y empieza a reclamar y a clamar como Job por su familia. Porque cuando en un hogar no hay un hombre comprometido con el Señor, los hijos tienen pocas posibilidades de ser hombres y mujeres comprometidos también con el Señor. Si tú eres padre de familia, este es un llamado que no puedes declinar.