HIJO MÍO, guárdate contra la maldad del espíritu de Belial que está inundando este tiempo presente de obscenidades y suciedad sexual. Sigue mis instrucciones de no participar en lo que es vil y perverso, y niégate a mirar lo que es malo. Mantente firme contra los malos que en su arrogancia persiguen a mis hijos pequeños que son débiles e indefensos y los capturan para que sigan los malvados deseos de sus corazones. Ellos permanecen a la espera en las esquinas y tienden emboscada a los inocentes, como el león está a la espera para agarrar a los indefensos y arrastrarlos a su red. Sus víctimas son aplastadas y derribadas, y caen bajo su fuerza. No olvidaré a los indefensos y veré las angustias de los afligidos, porque seré un Padre para los huérfanos y llamaré al malvado a rendir cuentas de su maldad.

Salmos 101:3-4; 10:2, 8-15

Declara la palabra
Salmos 101:3-4; No pondré jamás la mira
en propósitos perversos.
Odio a quienes son desleales a Dios;
¡jamás permitiré que se me acerquen!
Alejaré de mí los pensamientos perversos:
¡no quiero hacer nada malo!

PADRE, cantaré de tu amor y tu justicia. Me cuidaré para llevar una vida intachable y conducir los asuntos de mi casa con un corazón intachable. No tendré parte en nada vil, y el perverso de corazón estará lejos de mí. No tendré nada que ver con lo que es malvado, y me mantendré firme para liberar a los indefensos cautivos de la perversidad del lazo de los malvados.

Escrito por John Eckhardt