El estrés. Escuchar esas palabras ya hace que las personas se sientan incómodas y a veces ansiosas. Es algo que la mayoría de nosotros tenemos de día a día. A medida que el mundo progresa, por alguna razón, parece que el estrés aumenta. Es frustrante y si eres como yo, lo único que intentas conseguir es descansar después de realizar tareas que requieren toda nuestra energía. Nuestros cerebros solo necesitan un descanso para desconectarnos de todas nuestras responsabilidades. Aquí hay algunas formas de enfrentar/prevenir el estrés.

1. Toma 5 y habla con Dios.

Muchas veces necesitamos solo un pequeño descanso para relajar nuestros cerebros y luego continuar desde donde lo dejamos. No hay mejor manera de acercarse a Dios y hablarle acerca de cómo te sientes. Es bueno simplemente dejar escapar todas esas emociones, para que no se embotellen. Pedirle a Dios que te dé fuerzas y ayudarte a continuar con tus responsabilidades realmente te ayudará. “El eterno Dios es tu refugio, y debajo están los brazos eternos.”(Deuteronomio 33: 27)

2. Habla con alguien.

Después de hablar con Dios, también es útil hablar con esa persona que escucha bien y simplemente expresar cómo se siente. Puede empatizar con usted o compartir experiencias sobre lo que hicieron cuando tuvieron esos problemas. Puede aprender una o dos cosas de esa persona.

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3. Duerma según el tiempo de edad requerido.

  • Las horas que uno duerme depende de la edad de la persona.
  • 14-17 años: 8-10 (7 horas está bien si no se puede obtener más que eso)
  • 18-64 años: 7-9
  • 65+ años: 7-8

4. Organiza tu tiempo.

Necesitamos adaptarnos de acuerdo con los horarios que mejor completan nuestros horarios. Procrastinar será un gran problema que conducirá al estrés. Lo mejor es distribuir el trabajo durante toda la semana hasta la fecha límite. Salir los fines de semana a hacer algo divertido es comprensible, pero es mejor asegurarse de que no afecte negativamente nuestras vidas profesionales (o escolares).

5. Aprende a decir “no”.

Si las responsabilidades son numerosas, hay momentos en los que tenemos que decir “no”. Tratamos de complacer a los demás, pero tenemos que darnos cuenta de que hay límites a lo que podemos hacer. Está bien no poder hacer todas las cosas que uno quiere. Nos ayuda a saber qué cosas son prioritarias para cerrar puertas que no son ideal.

 

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