En el 2012 perdió por KO un combate y su madre atribuyó la derrota al hecho de que se había hecho protestante.

“Eso es lo que le pasa por cambiarse de religión. Desde que el pastor protestante entró en su vida no se ha concentrado en el boxeo”, indicó la señora. Incluso algunos fans han relacionado su sorprendente derrota a haber dejado de presignarse o llevar consigo un rosario, algo que él solía hacer antes y después de cada combate cuando se consideraba y declaraba católico. El boxeador filipino Manny Pacquiao, rival este sábado del estadounidense Floyd Mayweather en un combate de máxima expectación, se declara un convencido y ferviente cristiano, después de que Jesús transformara su persona y su vida. Tras años de vivir entre fiestas, consumo excesivo de alcohol y adicción a las apuestas, Pacquiao dio un cambio radical a su forma de vida y se convirtió en un “hombre de Dios”, explicó en una reciente entrevista su pastor y consejero espiritual, Jeric Soriano.

“Manny es un hombre de Dios. Ama a Dios en su corazón”, explica Soriano sobre el momento actual del púgil, muy diferente a los excesos de su juventud. Con la ayuda de su consejero espiritual, Pacquiao ha tratado de seguir a Jesús en su vida, aceptando la norma de fe y conducta de la Biblia como su referencia.

Pacquiao sueña ahora con convertirse algún día en pastor evangélico y está construyendo un lugar de culto de 6 mil metros cuadrados en General Santos, su lugar de origen en el sur de Filipinas, para que sirva para que se predique y viva la Palabra de Dios, explica Soriano.

El pastor Boy Buan, encargado de supervisar la construcción, apunta que el templo podrá acoger a 5 mil personas y que se llamará “La Palabra para Todos”.   UNA “VIDA DE PECADOR” En 2012, Pacquiao se dio cuenta de que había caído a muchas de las tentaciones que se le habían presentado como deportista famoso. La prensa filipina fue testigo de años de excesos, con rumores sobre infidelidad matrimonial y problemas con el alcohol y las apuestas. “Me di cuenta de que era una persona débil. Si me hubiera muerto entonces, creo que mi alma habría ido al infierno”, declaró entonces el boxeador filipino a la prensa.

“Creía en Dios, pero estaba haciendo cosas que iban en contra de su voluntad”, añadió. En una entrevista con la AFP el pasado mes, antes de viajar a Estados Unidos para entrenar de cara a la pelea con Mayweather, Pacquiao reflexionaba también sobre su vida anterior. “Todas las cosas que amaba y que me gustaban eran las mismas cosas que para Dios resultan detestables. Era un pecador”, afirmó. Soriano apunta que el propio boxeador le reconoció que Pacquiao veía que estaba desperdiciando su vida y su fortuna en vicios que no le hacían feliz.

Pacquiao, con la Biblia en la mano, en una iglesia evangélica UNA EMOTIVA CONVERSIÓN Como en los relatos bíblicos, Pacquiao asegura que Dios se le apareció en un sueño y que eso le hizo cambiar de vida.

“Estaba en un bosque, una fuerte luz me enfocó y oí una voz que me preguntaba: +¿Dónde estás? ¿Por qué me has abandonado?+”, afirma el púgil. Pacquiao estaba llorando en el sueño y despertó de golpe con la almohada mojada por sus lágrimas. A partir de ese momento, cuenta Soriano, el boxeador se dio cuenta de que tenía que encontrar y abrazar la fe verdadera para reencontrar su camino.

Los estudios sobre la Biblia empezaron a llenar su vida de una nueva luz al deportista filipino más importante. Dejó sus hábitos anteriores, sus intereses y conversaciones sobre coches caros y cosas materiales. “Dicen que es rápido en el ring, pero cuando recibió a Jesucristo fue también rápido en su crecimiento (espiritual)”, dijo Soriano. En este proceso de conversión ha tenido un papel fundamental la esposa del boxeador, Jinkee, con la que tiene cinco hijos y con la que está casado desde hace una década.

Los pilares de la fe de Pacquiao eran tan fuertes que ni siquiera temblaron cuando sufrió una dolorosa derrota ante Timothy Bradley en 2012.   CON CONFIANZA Hace unas semanas, Soriano recibió una llamada telefónica de Pacquiao en mitad de la noche de Manila. El boxeador llamaba desde Los Angeles (Estados Unidos), donde todavía era de día. “¿Cómo está, pastor? No estoy preocupado. No estoy estresado por esta pelea. Dios me bendice. La victoria es nuestra”, cuenta Soriano que le dijo. Públicamente, Pacquiao ya ha comentado que cree que el apoyo de Dios será fundamental para ganar a Mayweather en Las Vegas. “El Señor, mi Dios, al que estoy sirviendo, estará en mis manos”, escribió en Twitter.

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