El caso de Jahi McMath, una niña de 13 años de edad, está recorriendo el mundo, quien tras someterse a una intervención quirúrgica el pasado 9 de diciembre para una inofensiva extracción de las amígdalas en el Hospital Infantil de Oakland, California, resultó en muerte cerebral.

Al parecer la pequeña fue sometida a una amigdalectomía para tratar la apnea del sueño que padecía y que hacía que tuviera dificultades para respirar mientras dormía. Tres días después de la intervención las cosas se complicaron y la niña fue declarada por los médicos que la atendieron en estado de muerte cerebral.

Ante tal situación los padres se negaron a que los médicos desconecten a la pequeña de los aparatos que la mantienen con vida. Sin embargo, Evelio Grillo, uno de los jueces que examinó el caso, dio la razón a los médicos y les autorizó a que desconectaran a Jahi el pasado 31 de diciembre, aunque finalmente extendió el plazo hasta el próximo 7 de enero de 2014.

El caso despertó el apoyo de varias organizaciones hacia los padres de Jahi, quienes declararon: “Tenemos nuestras fuertes convicciones religiosas y nuestras creencias y consideramos que en este país un padre tiene el derecho a tomar decisiones sobre la existencia de su hijo, no un doctor… Y menos aún un doctor que causó la muerte cerebral en primer lugar”, aseguró en un comunicado la familia de Jahi.

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