EE.UU.- “La Reforma no ha terminado”, dijo John MacArthur a los reunidos en la Conferencia Nacional de Ligonier en Orlando, Florida (EE.UU.).

En una predicación dada el pasado jueves (9), MacArthur habló sobre la lucha del fundador de la Reforma Protestante del siglo XVI, Martín Lutero, continúa hasta nuestros días, afirmando que “la batalla por el Evangelio sigue siendo intensa”.

“La cuestión del Evangelio no negociable no ha sido resuelto hace 500 años, sino más bien establecida hace más de 2.000 años. Sin embargo, todavía estamos llamando a la iglesia profesante de ser fiel a la verdad”, dijo MacArthur.

“La Reforma no ha terminado: a cada paso del camino, cada nuevo falso maestro viene a enseñar una u otra versión del mensaje alternativo, esto debe ser abordado”, agregó.

MacArthur hizo hincapié en la importancia de contar con ancianos de la Iglesia que “deberían ser hombres que puedan refutar el error”. También destacó la llamada Reforma, “Sola Fide” o la salvación solamente por la fe.

“Si esta doctrina de ‘Sola Fide’ se sustenta, la iglesia se mantiene, si este artículo se desmorona, entra en colapso”, continuó MacArthur, que contrasta con la opinión contraria expresada por el Consejo Católico de Trento, que clasificaba la doctrina reformada como anatema.

“¿Cree que hay armonía entre el catolicismo romano y las doctrinas de las verdaderas iglesias evangélicas? De ninguna manera”, dijo.

Las declaraciones del MacArthur eran parte de la última Conferencia Ligonier, un evento de varios días, cuyo tema se centró en el 500 aniversario de la Reforma Protestante.

Además de MacArthur, se invitó a otros oradores, como Alistair Begg (pastor principal de la Iglesia de Parkside en Cleveland, Ohio); Robert W. Godfrey (presidente y profesor de historia eclesiástica en el Seminario Westminster en California); Stephen Tong (fundador y pastor principal de la Iglesia Evangélica Reformada de Indonesia); y el presidente del Seminario Teológico Bautista del Sur, Al Mohler.

Durante su intervención, Mohler argumenta que en el siglo 21 estadounidenses fueron testigos de “la muerte del gran sueño liberal”, que él describe como teniendo “el valor intrínseco de la vida humana” respetado, en detrimento del cristianismo.

“El gran sueño liberal no produjo el florecimiento humano, no produjo la felicidad humana”, dijo. “La santidad de la vida humana no fue más afirmada, pero menos afirmada”.

“Ahora, hay todo tipo de cosas que se pueden señalar cómo los buenos regalos que vinieron a través de su visión del mundo y su influencia, pero en el fondo, la dignidad humana no se ha incrementado a nivel mundial”, agregó.